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Las obras de la piscina de Cartuja obligan a trasladar a 2.000 usuarios

La construcción de las nuevas instalaciones deportivas del Campus comenzará este cuatrimestre y supondrá el traslado de los nadadores hasta Fuentenueva.

Las obras de remodelación de la piscina de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte obligarán, a partir del segundo cuatrimestre, a trasladar a más de 2.000 personas a otras instalaciones deportivas de la ciudad. Actualmente la piscina de la facultad suple las carencias de la zona Norte en cuanto a instalaciones deportivas. Más de 800 personas procedentes de asociaciones de mayores, vecinos del Cinturón y asociaciones de minusválidos hacen uso de este espacio. Los alumnos de estos cursos ya ha sido \’desviados\’ a otras piscinas de la ciudad, según explica el decano de la Facultad, Paulino Padial, porque está previsto que las obras comiencen este mismo cuatrimestre, aunque no hay fecha concreta. A esta cifra hay que sumar los más de 1.200 estudiantes de Ciencias del Deporte que utilizan a diario la piscina.

Por lo pronto, la Facultad sólo permite usar la piscina a las actividades que tienen una fecha corta de realización, como pueden ser las pruebas de las oposiciones a cuerpos y fuerzas de seguridad del estado o las del cuerpo de bomberos. En las próximas semanas, sí recibirá los entrenamientos del MADOC.

Los que sí seguirán usando la piscina hasta que esta cierre sus puertas justo antes de que comience la obra son los 1.200 estudiantes de Ciencias del Deporte que, no obstante, también deberán trasladarse hasta las instalaciones del Campus de Fuentenueva. Son los estudiantes de primer curso, segundo y cuarto curso en la asignatura de Natación. También los de quinto, de la del Prácticum, entre otros, porque hay más asignaturas que recurren a las instalaciones de la piscina.

Si el bañador, las gafas y hasta el pelado de un nadador del año 1980 nada tienen que ver con los de ahora, parece lógico que tampoco sean iguales las piscinas. Si ahora resulta chocante ver a un deportista profesional con los slip de entonces entre otros ataviados con sofisticados monos de neopreno, ¿no resulta chocante que un estudiante de Educación Física reciba sus clases de natación en una piscina que data de esa fecha mientras otros cuentan con las más modernas instalaciones? Pues eso es lo que está ocurriendo ahora mismo con los alumnos de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la UGR. Pero por poco tiempo.

El centro, consciente del handicap, hace años que solicita unas nuevas instalaciones para sus actividades acuáticas. Un acuerdo de financiación rubricado por la Universidad de Granada y la Consejería de Turismo en diciembre de 2007 cimentó la nueva piscina, que se construirá en breve. El decano de la Facultad explica que se consideró la posibilidad de hacer una reforma a la existente, pero las deficiencias que presentaba eran tantas que resultaba más rentable edificar una nueva.

Un estudio de arquitectura sevillano que contó con el asesoramiento de un licenciado en Educación Física fue el ganador del concurso con un sofisticado proyecto que hacía especial hincapié en las investigaciones sobre ciencias relacionadas con las actividades acuáticas, como la biomecánica. José Manuel Sánchez-Carrero León, José Fernando Muñoz Rubio, Manuel Balleto Aguilar y Juan Luis Marín Soto son los nombres del equipo que firma el trabajo.

Para Padial la nueva piscina cubre las tres funciones básicas que tienen que cumplir la Universidad: «Formar a los futuros profesionales, contribuir al desarrollo de las ciencias deportivas y dar un servicio a la sociedad». Cuando arranquen las obras, que tienen un plazo de ejecución de 18 meses, Padial explica que la facultad hará un esfuerzo para adaptar los horarios para que las clases que se impartan fuera se encajen al principio o al final de las jornadas y que las obras supongan los mínimos contratiempos.
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