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Las manchas de la historia

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Las manchas de la historia

LOURDES LÓPEZ
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granada. Una gran mancha está ocultando parte de la historia de Granada y amenaza con acabar con ella. Los poros del patrimonio no pueden respirar por la contaminación. Y sus fachadas, puertas, rejas y paredes cada vez sufren más por los cambios bruscos de temperatura y por el paso del tiempo. Para evitar que el legado de la ciudad sea cada vez más débil, un equipo de geólogos de la Universidad de Granada radiografía desde hace diez años las fisuras, descamaciones y humedades de los edificios históricos granadinos con el fin de determinar los efectos que están acabando el pasado cultural de la ciudad.
Las fachadas de edificios como la Catedral, La Madraza o la Alhambra presentan cada vez más manchas negras provocadas por la polución atmosférica y los gases emitidos por los vehículos. En algunos casos, el efecto de la contaminación es tan grave que la recuperación del edificio requiere el uso de técnicas muy complejas y de alto coste. En este sentido, el responsable del equipo de investigación de la Universidad, Eduardo Sebastián recuerda la intervención en la Portada del Perdón, que está a punto de concluir en los próximos meses, y explica que la costra que había acumulado la polución era de tal envergadura que la única técnica válida para limpiarla fue el rayo láser, una medida que no sólo retrasa la conservación sino que también la encarece.

Aunque Granada no es una ciudad industrial, y por tanto la contaminación es muy inferior a la de otros puntos como Madrid, Bilbao o Barcelona, la polución a causa del tráfico rodado y de las calefacciones está deteriorando seriamente los edificios históricos. Según Sebastián las partículas contaminantes, sobre todo el plomo de la gasolina, reaccionan con la piedra y la transforman en yeso provocando pérdidas masivas del material pétreo que podría llegar incluso a producir la destrucción del inmueble.

Para reducir la incidencia de los gases contaminantes en el patrimonio es imprescindible la peatonalización del centro y también es muy importante que se incrementen las actuaciones de conservación en los edificios más emblemáticos de la ciudad, asegura el experto en recuperación de monumentos.

Pero la polución no es el único factor que está deteriorando los monumentos. Las oscilaciones térmicas, la humedad y el cambio climático son otros de los elementos que están afectando a su conservación. La descamación, la caída de soporte, la desaparición de elementos pictóricos o el desgaste de elementos externos como rejas, puertas y ventanas son algunas de las consecuencias que provocan estos fenómenos.

El Patio de los Leones de la Alhambra es una de las zonas en las que la humedad y las oscilaciones térmicas han provocado daños en los materiales de construcción, como descamaciones y deterioro del mármol de macael que compone sus columnas. Para determinar hasta qué punto el material está dañado tanto en este espacio como en otros edificios históricos, el equipo de geólogos realiza un análisis petrológico previo que incluye el estudio de la composición y el análisis del estado de conservación de los morteros, los estucos, los ladrillos, la piedra y el hormigón, entre otros.

La Silla del Moro, el tapial de las murallas musulmanas de la Alhambra, la Iglesia de San Juan, los Baños de Hernando Zafra, diversas edificaciones del conjunto nazarí, como la Rauda Real o los Baños del Palacio de Comares, La Madraza, la Portada del Perdón, la Torre de la Catedral o el Presbiterio son otras de las construcciones cuya radiografía ha pasado por el laboratorio de la Universidad. Aunque la situación de conservación y deterioro es totalmente diferente en cada uno, hay un elemento que afecta a todos por igual y que está incidiendo en su mantenimiento y eso es las fuertes oscilaciones térmicas, que en Granada llegan a superar los 20 grados, incrementadas por la incidencia de la contaminación.

Además de los agentes medioambientales, el profesor de la Universidad de Granada señala a otros factores como más dañinos para el patrimonio: Una vez que hemos finalizado el análisis de los materiales y hemos diseñado el plan de recuperación del edificio, luego se tarda años en llevar a cabo la intervención. Un ejemplo de ello son los Baños del Palacio de Comares, en los que estuvimos trabajando hace cinco años y todavía no se ha puesto en marcha ninguna actuación de recuperación.

La dejadez de las administraciones y el mal uso que se le da al patrimonio recuperado también está influyendo en la destrucción del legado histórico. En este sentido, Sebastián recuerda el caso del tapial de la muralla musulmana que se recuperó hace algunos años y denuncia que actualmente este espacio, que ha sido declarado como Bien de Interés Cultural, y por tanto está protegido, se ha convertido en un aparcamiento-basurero sin que nadie haga o diga nada para evitarlo.

Ante esta situación, el geólogo advierte de que si no se diseña una política de conservación adecuada, basada en la ejecución de intervenciones preventivas cada cierto periodo de tiempo, antes o después irá desapareciendo parte del patrimonio y aunque existen técnicas de restauración que son capaces de levantar un edificio en ruina, a fin de cuentas eso no es otra cosa que una forma de prostituir la historia, asevera el científico.

Para evitar precisamente que eso suceda, investigadores seguirá velando por la salud del patrimonio de Granada. La Madraza, el presbiterio de la Catedral y el Conjunto Monumental de la Alhambra serán otros de los edificios que se beneficiarán del tratamiento de rejuvenecimiento que, desde hace diez años, ofrecen los geólogos de la Universidad.

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