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Las anomalías en los exámenes lideran las inspecciones en la UGR

Las anomalías en los exámenes lideran las inspecciones en la UGR

La Inspección de Servicios de la Universidad de Granada (UGR) abordó el pasado curso un total de 144 asuntos, vinculados mayoritariamente a estudiantes y profesores, referidos a irregularidades en los exámenes, incumplimiento de los horarios del trabajo y asuntos académicos.

El inspector jefe de la Inspección de Servicios de la UGR, Luis Megías, dio ayer buena cuenta al Consejo de Gobierno de todo lo que ha trabajado su departamento el pasado curso, tal y como exige el reglamento de la Inspección de Servicios que se aprobó el pasado mes de febrero. Este parte debe realizarlo anualmente el mismo jefe del departamento en los tres primeros meses del curso.

La Inspección de Servicios de la UGR tiene dos misiones: la potestad disciplinaria, que está en manos del rector, y el seguimiento académico. «Tenemos que controlar hasta qué punto la Universidad está cumpliendo con eficacia la labor que tiene encomendada por la sociedad que es impartir educación superior», explica Luis Megías.

De estos asuntos, que se clasificaron en una treintena de tipos de casos, sólo el 11% han acabado en expedientes disciplinarios, es decir, sancionándose el hecho que se ha denunciado ante la Inspección de Servicios.

Según Megías, 103 casos han sido archivados y el resto están pendientes de su conclusión bien porque deben probarse aún o porque se esté a la espera de lo que dicte la Justicia ordinaria. Los expedientes disciplinarios son verificados por el propio rector, una vez que han sido verificados y probados por el instructor.

El seguimiento académico y de los servicios es uno de los apartados más desconocidos del Servicio de Inspección pero en cuya labor emplean bastante tiempo y esfuerzo sus miembros. «Comprobamos -dice Megías- si se han ejecutado las actuaciones académicas que se habían planificado y en qué porcentaje se han realizado».

La conclusión que ayer transmitió el jefe de Inspección de Servicios al rector González Lodeiro fue «bastante buena», dijo él mismo al término del Consejo de Gobierno, porque «estamos elaborando una base de datos con todos los datos que maneja la propia UGR y, en los dos últimos años, hemos conseguido un avance importante en la gestión».

Una de las labores en la que está incidiendo especialmente la Inspección de Servicios de la UGR es en el cumplimiento de las tutorías. En la última encuesta de satisfacción de los estudiantes (hecha pública esta semana) se denunció que casi el 70% de los alumnos nunca había ido a una tutoría, una cuestión que preocupa mucho al equipo de gobierno de la Universidad. Megías explicó ayer que están haciendo un seguimiento para verificar el nivel de cumplimiento de las mismas por parte del profesorado y encontrar una solución para contrarrestar los casos tan elevados.
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