La OTRI protege medio centenar de hallazgos científicos en los tres últimos años · A la Universidad le cuesta 3.000 euros llevar una patente al ámbito internacional
Algo que parece tan obvio, como que un investigador proteja su hallazgo antes de hacerlo público, no lo es tanto en la Universidad de Granada. La competencia en el ámbito científico es tan dura, que la mayoría prefiere ver publicado en una revista especializada el resultado de la investigación antes que aguardar más de un año a que la Oficina de Patentes lo proteja.
Sin embargo, basta con que se tramita la solicitud de patente para que el investigador pueda publicar el hallazgo con todas las garantías que avalan su protección. «No hace falta esperar a obtener la constatación de la patente -explica el director de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI), Jesús Chamorro-, con que el investigador inscriba en la Oficina de patentes su solicitud, a partir de ese momento ya tiene los derechos adquiridos y estará protegido para que pueda publicar sin riesgos».
Con esta recomendación se abrió ayer la primera jornada sobre patentes que organiza la OTRI en la Universidad de Granada. El agente de la propiedad industrial de la Universidad de Barcelona, Pascual Segura, explicó a más de 200 investigadores qué es patentable hoy en día y qué aspectos hay que tener en cuenta para redactar una patente. «Ojo con no publicar antes de patentar», insistió el ponente ya que, al parecer, es una práctica muy común que los científicos se lancen a hacer públicos sus hallazgos sin haberlos protegido antes.
«El investigador está acostumbrado a escribir artículos científicos, pero redactar una patente es muy distinto», insistió Chamorro.
La OTRI asesora a los científicos de la Universidad sobre si merece la pena patentar o no un hallazgo, pero además recurre a agentes de la propiedad intelectual para asesorar a los científicos sobre su redacción.
El proceso de patentes es muy lento, puede tardar entre 12 y 18 meses de media, pero no tiene apenas costes para la Universidad si el ámbito de aplicación es nacional. «Es muy importante que la comunidad universitaria se conciencie de lo importante que es la protección científica, porque es la única forma de mejorar la transferencia del conocimiento», dice Chamorro. Desde 2008 a 2010, la UGR ha recibido más de 60 solicitudes para patentarlas, a una media de 20 por año, de las cuales han culminado su proceso 48.
A la Universidad le cuesta una media de 3.000 euros dar a una patente una protección internacional, así que más que la cantidad, se preocupa de escoger con cuidado los hallazgos que puedan tener mejor proyección. La OTRI hace también de intermediaria con las empresas que estén interesadas en explotar una patente y gestiona todo el papeleo administrativo. «Si a los dos años y medio ninguna empresa se interesa por la patente, la OTRI descarta el hallazgo como candidata a una protección internacional, porque es muy costoso», explica el director de la Oficina.