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La UGR aprueba reducir la ratio a 50 alumnos por clase

La UGR aprueba reducir la ratio a 50 alumnos por clase

El claustro de la Universidad de Granada rechaza la celebración de un referéndum sobre la moratoria de la adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior

El primer claustro monográfico de la Universidad de Granada (UGR) sobre el proceso de adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), celebrado ayer en el aula magna de la Facultad de Ciencias, se cerró con cierto sabor agridulce. Hubo un intento reiterado de varios estudiantes claustrales de abrir un debate sobre la continuidad o no del Plan Bolonia, pero el centenar de miembros presentes en tan insólita cita (sólo se celebra un par de veces al año), la mayoría docentes y miembros del equipo de Gobierno de la UGR, no tenía ninguna intención de cuestionar un proyecto que tantos quebraderos de cabeza está dando a la Universidad y del que todos quieren ya pasar página.

A riesgo de parecer antieuropeos, la propuesta de celebrar un referéndum entre la comunidad universitaria de Granada sobre la celebración de una moratoria del Plan Bolonia recibió un rotundo rechazo del claustro: 5 votos a favor, 82 votos en contra y 3 abstenciones.

Pero este encuentro, que surgió como propuesta de un estudiante hace algunos meses, permitió a algunos claustrales proponer medidas que deberían garantizar un mínimo de calidad educativa en la transformación del sistema de enseñanza superior. Fue el caso del profesor de Didáctica de la Matemática, Rafael Roa Guzmán, uno de los pocos que hizo los deberes como representante elegido democráticamente por los universitarios, quien lanzó al tendido un decálogo de sugerencias que consiguieron pasar el filtro de las votaciones con 54 votos a favor, uno en contra y 37 abstenciones. Entre sus propuestas destacó sobre todas una: que «los desdobles de grupos que se plantean en el Plan Bolonia no sean de entre 65 y 80 alumnos, si no de no más de 50 estudiantes».

Roa argumentó que con un aula de 85 alumnos es imposible cumplir los preceptos de calidad que exige el proceso europeo y exigió al Rectorado que se ponga manos a la obra para evitarlo. Un ejemplo: «para el próximo curso hay una previsión de 235 alumnos en Literatura Infantil, supuestamente a repartir en dos grupos, y esto no incluye a los repetidores».

La calidad educativa también pasa por el profesorado y Roa reclamó al equipo de Gobierno que «contrate de forma inminente a más enseñantes, no becarios, con plenas labores docentes».

Aunque el claustro es un órgano competente, el rector de la UGR, Francisco González Lodeiro, dio a entender ayer que las propuestas aprobadas no obligan a su aplicación. «Ojalá fuera ésto el Ejército», indicó el rector cuando fue consultado por un estudiante si las llevará a la práctica. El rector no fue muy riguroso como conductor del evento, lo que provocó las quejas de los estudiantes, pero también es cierto que las peticiones para que destine más inversión en el desarrollo del Plan Bolonia son ya una utopía con la crisis económica azotando a todo el sistema educativo.
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