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La sombra de la crisis se alarga: ¿de la recesión a la gran depresión?

La sombra de la crisis se alarga: ¿de la recesión a la gran depresión?

El año 2009 arranca como una amenaza para la ya maltrecha economía · A pesar de todo, hay quienes tienen la esperanza de que este año sea el de la recuperación

2008 será recordado como el año de la crisis. O al menos como el año en el que todos los indicadores económicos dejaron muy claro -para sorpresa de muchos- que lo que iba a sufrir la economía no tenía nada que ver con un aterrizaje suave, sino con uno brusco y de emergencia. Pero, ¿qué pasa con 2009? ¿Será el año de la depresión o, por el contrario, el de la recuperación?

Ante esta pregunta, la que se hacen miles de granadinos preocupados no por las turbulencias financieras y los planes de rescate ideados por los grandes economistas, sino por sus hipotecas y el saldo de su cuenta a final de mes, sólo caben dos respuestas. Una, la que se alinea en torno a las últimas declaraciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que hace poco alertó a los gobiernos del grave riesgo de que la economía mundial se precipite hacia una Gran Depresión como la de los años 30. Y, otra, la que deja una rendija abierta a la esperanza, la que asegura que, a pesar de todo, 2009 finalizará mucho mejor que este horrible 2008. A esta línea se podría adscribir la mayoría de los agentes sociales y económicos que se han aventurado a hacer futuribles para un año incierto, sombrío y rodeado de desconfianza.

De las valoraciones facilitadas por expertos económicos, líderes sindicales y empresariales y autoridades gubernamentales podrían destilarse los dos grandes retos a los que Granada debe enfrentarse en 2009. El primero, aplicar medicina de urgencia para paliar los devastadores efectos que la crisis ha provocado en el mercado de trabajo y en el tejido empresarial de la provincia. El segundo, que requiere una reflexión profunda con el camino que se ha seguido hasta ahora, diseñar un nuevo modelo económico flexible e innovador.

La gran esperanza para desarrollar el primero y más urgente de los objetivos son los planes de inversión y las medidas anticrisis aprobados por el Gobierno central y la Junta de Andalucía en los últimos meses. Sin embargo, nadie se llama a engaño y la burocracia podría hacer que los efectos de estos planes no comiencen a notarse hasta el segundo trimestre del año. El secretario general de UGT de Granada, Mariano Campos, explica que «las medidas económicas anunciadas por el Gobierno no darán resultado a pleno rendimiento a principios de 2009, puesto que desde que se anuncia una medida hasta que llega a los ciudadanos pasan bastantes meses. Sirva como ejemplo las ayudas de 50.000 millones a las entidades bancarias».

El delegado de Empleo de la Junta en Granada, Luis Rubiales, admite que, aunque «el escenario que se adivina es malo para los meses inmediatos», a partir de marzo «podrían comenzar a dar fruto los planes de activación del empleo, que pueden generar hasta 10.000 puestos de trabajo, lo que abre un horizonte de relativa esperanza».

El catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Granada Santiago Carbó destaca que, más allá de los remedios inmediatos, «la escasa flexibilidad de nuestro tejido productivo es el principal reto estructural al que nos enfrentamos». Según Carbó, «en un momento tan duro es preciso concienciarnos más que nunca de la necesidad de un cambio de modelo, más basado en la productividad y en la competitividad en todas las escalas». El presidente de la Confederación Granadina de Empresarios, Gerardo Cuerva, y el de la Cámara de Comercio de Granada, Javier Jiménez, coinciden punto por punto en el análisis del economista. «Desde la CGE creemos que encontrar una salida a la crisis que actualmente padecemos pasa, necesariamente, por apostar por sectores como la industria o aquellos con un alto componente en I+d+i», insiste Cuerva. Jiménez, por su parte, destaca que para diseñar una Granada más allá del primer cuarto de siglo es necesario «continuar construyendo, en torno al PTS y a la Universidad, una alternativa a la economía, basada sólo en la construcción, y un complemento al sector turístico». Carbó resume, categórico: «Nunca antes como ahora hemos contado con tantas capacidades como para enfrentarnos a una situación tan delicada como la actual. Queda, pues, margen para la esperanza».
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