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«La paz no se puede imponer en los conflictos internacionales»

«La paz no se puede imponer en los conflictos internacionales»

Su misión es mediar con éxito en los conflictos internacionales partiendo de dos bases: hay que «buscar un lugar neutral para que las partes traten de llegar a un acuerdo» y tener muy en cuenta que la paz «no se puede imponer». El secretario general adjunto de Naciones Unidas, Johnston Barkat, culminó ayer los actos por el XX aniversario de la de la creación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada (UGR) con una conferencia sobre su experiencia personal como mediador en conflictos internacionales.

«Mi trabajo en la ONU está relacionado con conflictos cercanos que pueden alcanzar dimensiones desproporcionadas. El resultado es reconocer que una norma escrita o no escrita ha sido violada y no respetada», afirmó. Las mentes más calmadas podrán «ver la naturaleza destructiva de lo que significaría una escala en la magnitud del conflicto». Precisamente para eso, se necesitan a los mediadores.

La efectividad de esta alternativa al litigio está «demostrada». Así, Barkat se refirió a numerosos estudios que determinan que el uso de la mediación en las resoluciones judiciales hace que el proceso sea más rápido, más barato -hasta un 25%- y con una tasa de éxito del cien por cien. Pero, en su opinión, lo más importante es que la mediación «conserva las buenas relaciones».

Durante su intervención, el experto apuntó también cuatro conceptos claves para que esta mediación en los conflictos internacionales concluya con éxito: proceso, creatividad, espacio y madurez.

Los «enfoques creativos» en las soluciones aportadas son necesarios, al tiempo que hay que saber que, llegados a un punto del proceso, el mediador debe tener la capacidad de apartarse y dejar que las partes discutan, así como esperar a que el proceso madure antes de plantear posibles soluciones.

A su juicio, gran parte de los conflictos se producen a raíz de la escasez de recursos naturales como el agua y las disputas por controlarlos, unas duras condiciones de vida en las que se reducen los niveles de tolerancia y existe más riesgo de enfrentamientos bélicos. Es lo que ocurre en el Norte de África, donde Barkat estuvo recientemente.

«La solución podría ser la mediación. De hecho ha habido un esfuerzo de la ONU muy importante para que las partes puedan negociar acuerdos de paz, pero siempre parece que hay un grupo extendido que se siente en la misma situación de pobreza y dureza física pero que usa la violencia para conseguir aquello que no puede lograr de forma justa o libre», explicó.

Por ello, durante el proceso, el mediador debe saber «las consecuencias que se derivan» cuando una de las partes considera que está siendo víctima de un trato «injusto». En esos casos, la parte supuestamente agraviada genera un sentimiento de «venganza» hacia quien ha actuado injustamente, según Barkat, para quien el papel fundamental del mediador es el de «escucha activa y respuesta rápida».
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