patrimonio restauración de la muralla nazarí
La muralla que acercará al Albaicín
miguel rodríguez
panorámica. Una imagen de la muralla nazarí, cerca de Fajalauza, en la que se acometerá una intervención integral de recuperación del entorno.
Sobre el parking habrá una plataforma con mirador
JORGE MUÑOZ
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granada. Las murallas han servido a lo largo de los siglos para mantener las ciudades aisladas. En Granada, en cambio, van a servir ahora para mejorar la comunicación entre importantes zonas históricas. La restauración de la muralla nazarí de Granada va a tener dos consecuencias inmediatas para uno de los barrios más emblemáticos de la capital: la apertura de un nuevo acceso al Albaicín a través de la Puerta de San Lorenzo y la recuperación de espacio público en un lugar de gran valor histórico que ahora no aprovechan ni residentes ni visitantes.
Pero el proyecto que la Fundación Albaicín ha impulsado y que dirige el arquitecto Javier Gallego Roca tiene aún mayor calado. Se trata de una propuesta que transformará globalmente el trazado de la Carretera de Murcia convirtiéndolo en un bulevar panorámico, que recuperará patrimonio histórico y revitalizará una amplia superficie desde Fajalauza hasta la Puerta de San Lorenzo. Es una vieja aspiración municipal que ahora ha recuperado la Fundación Albaicín con fondos del Plan Operativo Local (POL) y que se desarrollará en varias fases para las que no hay aún fecha de finalización.
Desde el pasado 28 de marzo un equipo de arqueólogos coordinado por el catedrático de la Universidad de Granada, Antonio Malpica, está a cargo de las excavaciones en el trazado de la muralla. En un plazo de dos meses podrían tener listo un primer informe que será determinante para conocer las posibilidades reales de intervenir en la zona y que marcará las pautas de ejecución del proyecto. Además desvelará detalles muy significativos sobre el sistema de construcción que utilizaron los arquitectos nazaríes.
Con los dos millones de euros que ha logrado de financiación la Fundación Albaicín sólo se podrá acometer una primera fase pero el arquitecto Gallego Roca ha diseñado una propuesta global que comprometería en el futuro a buscar más dinero para otras intervenciones.
Se trata de transformar todo el entorno de la muralla en un jardín huerto arqueológico, con zonas de parterres diferenciadas en las que se recuperarían especies botánicas que tradicionalmente utilizaban los nazaríes. Para esta restauración paisajística se cuenta con la colaboración del departamento de Botánica de la Universidad de Granada y la idea se presenta incluso con una función didáctica, ya que todas las plantas estarán identificadas con su correspondiente leyenda.
La distribución de los espacios ajardinados permitirá que el paseo cambie de aspecto y color en cada estación del año en toda la franja que discurre paralela a la muralla. El estudio de arbolado propone conservar las especies más interesantes, eliminar otras e introducir algunas nuevas. El ciprés se utilizará para formar pantallas vegetales y será también el árbol destinado al bulevar de Carretera de Murcia. Los setos se proyectan en pequeñas masas prismáticas como muros en la planta del Convento de San Antonio, mientras que las enredaderas crearán una franja en la muralla que servirá para tapizar su superficie. También hay zonas de arbolado en las que se prevé el almez o los ailantos y otras plantas decorativas como las adelfas, los evonimus o los cotoneaster. Todas ellas se alternarán en diferentes parterres que ofrecerán una imagen muy cambiante y policromada. Gallego Roca ha prescindido voluntariamente del césped por la dificultad que presenta tanto en su conservación como en su mantenimiento.
El estudio paisajístico contempla incluso el modo de riego, que recupera las tradicionales bocas a lo largo de toda la superficie. Pero el agua también tiene un papel preponderante ya que aparece en espacios como la alberca, los aljibes y la franja de la Acequia de Aynadamar, que evocan el paisaje de huerta originario.
Los niños que juegan en la zona hablaban antes de un muro, ahora se trata de que en el mismo sitio vean una muralla, relata Gallego Roca como espíritu del proyecto.