numismática la moneda en la antigüedad
La historia de la calderilla
Un ordenador repleto de monedas antiguas
G. CAPPA
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granada. A cara o cruz. ¿Qué civilización inventó la moneda? Como otras tantas cosas, fueron los griegos los responsables, allá por los finales del siglo VIII a. C. Según Aristóteles en su libro Política, la moneda se inventó para satisfacer los cada vez más numerosos intercambios comerciales. Antes que el metal, el trueque era la moneda común en las relaciones comerciales hasta que se buscó un patrón como medida objetiva de valor: el ganado. Para encontrar vestigios de esto no es necesario adentrarse en una excavación: basta abrir el diccionario. La palabra capital procede del latín caput/capitis, que significa cabeza de ganado.
Otra opción es consultar a Ángel Padilla, profesor de Numismática y Epigrafía de la Universidad de Granada. Según el investigador, Granada es una de las pocas provincias españolas que en la Antigüedad acuñó moneda de todo tipo: púnica en Almuñécar (Eks), ibérica en Granada capital (Ilturir), hispano-latina en Granada (Iliberis) y Pinos Puente (Ilurco) y de época imperial romana en Guadix (Colonia Iulia Gemella Acci).
De ello han dado fe numerosos hallazgos y algunos tesoros monetarios que han aparecido en Granada. Uno de ellos vio la luz en 1868 en la calle Alhóndiga y otro en lo que hoy es Puerta Real, en 1870, ambos con acuñaciones romanas. Por aquella época, los legionarios que combatían fuera de su lugar de origen, cuando iban a entrar en combate, enterraban el dinero de su paga, explica Padilla. En caso de morir en la batalla, estas monedas quedaban huérfanas, perdidas e inutilizadas. Los ejércitos romanos suelen cobrar su paga en denarios de plata desde mediados del s. II a. C..
El profesor se encuentra en la actualidad catalogando el monetario del Museo Municipal de Baza, conformado principalmente por las aportaciones del Seprona tras sus frecuentes incautaciones de materiales procedentes de expolios. Entre ellas, Padilla destaca un tetradracma de Filipo II de Macedonia del IV a. C..
Además del valor en metálico de las monedas, éstas han contado siempre con un valor añadido como una forma de expresar las señas de identidad de los pueblos. Fue el emperador Augusto (27 a. C.-14 d.C) quien descubrió las posibilidades que ofrecían los reversos de las monedas y a partir de su reinado no hay acontecimiento político o social que no acabara plasmado en una moneda. Era como en la tele, lo que no aparece ahí no existe.
Una de las curiosidades de esta historia es que el primer personaje vivo que plasmó su rostro en una moneda fue el griego Demetrios Poliorcetes, en unas piezas acuñadas en la ciudad griega de Amphípolis, entre el 290-288 a.C. Antes, los personajes históricos sólo aparecían tras su muerte, caso, por ejemplo, de Alejandro Magno. En el mundo romano, el primero en retratarse en una moneda fue Julio César. El ejemplo lo tomarían muchos más dictadores posteriormente… Algunos caracteres de monedas se han repetido después de más de 2.000 años. En las perras gordas de Franco había un jinete lancero que aparecía en las monedas ibéricas.
El reverso y el anverso de la historia hablan a través de las monedas. Otro ejemplo es cuando Julio César prohibió a los pueblos iberos de Hispania acuñar monedas con su alfabeto. Lo hizo como represalia porque, cuando se enfrentó a Pompeyo, éste contó con un importante contingente de soldados íberos.
En este punto incide el investigador: la relación entre los ejércitos y la acuñación de monedas. De hecho, cuando César o Marco Antonio llegaron a Hispania trajeron sus propios especialistas para acuñar ellos sus propias monedas y hacer frente al pago de sus ejércitos, dice el profesor. Son muy famosos los denarios legionarios acuñados por Marco Antonio. Más celebridades redondas: También son muy particulares las imitaciones hispanas de los ases republicanos, con Jano bifronte, el dios de las dos caras.
¿Qué precio puede alcanzar una moneda antigua? Según Ángel Padilla, un denario bien conservado del siglo II a. C. puede estar perfectamente entre 60 y 90 euros. A partir de ahí se pueden necesitar muchos euros para conseguir algunas monedas de oro de la época imperial de Roma valoradas en 600.000 euros. Existe también una medalla de oro del emperador Valente del siglo V d. C. tasada en casi 4 millones de euros.
¿Cómo una moneda de esta época puede tener más valor que otra acuñada mil años antes? Dos parámetros dan o restan valor a la moneda: Depende del estado de conservación y del volumen de la emisión. Como los sellos pero en metálico. Eso sí, antes de rascarse el bolsillo, el profesor de Numismática aconseja ir con cautela. Hay dos tipos de falsificaciones: engañar con la época de la moneda o que la misma moneda sea una falsificación.
Algunas de estas falsificaciones o imitaciones pueden ser tan obvias que sólo pueden provocar una sonrisa. Es el caso de muchos donantes desinteresados que acuden al despacho de Padilla con una moneda entre manos. Había una marca de papel adhesivo que regalaba imitaciones de monedas romanas, explica. Todavía hoy me las siguen trayendo, aunque en una cara lleven la inscripción Tesa film.
Los antepasados de los euros siguen siendo unos desconocidos. ¿Qué es una moneda? Padilla responde con sencillez: Es una pieza metálica de forma circular, emitida por una autoridad y que posee un valor asignado. Esto deshecha otros antecedentes como las monedas hacha de China, motivo de polémica entre algunos investigadores. Mientras, los habitantes de los bolsillos siguen sobreviviendo.