La editorial UGR publica un libro sobre los rituales y la magia practicados por los moriscos
GRANADA HOY
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granada. A partir de la literatura clandestina morisca y de los documentos de la Inquisición, el libro Los nombres del diablo, escrito por Yvette Cardaillac-Hermosilla y publicado por la Editorial Universidad de Granada en la colección Divulgativa Collectanea Limitae, ofrece un análisis sobre las mujeres que fueron acusadas de practicar la magia. La autora se sirve de la literatura aljamiada, es decir, de la literatura clandestina morisca transcrita de la literatura mususlmana y escrita en castellano con ayuda de caracteres árabes.
Muchos moriscos se dedicaron a la hechicería o a la magia, que comprende todos los maleficios y beneficios, predicciones favorables, invocaciones y plegarias que podían realizar las hechiceras. La magia profiláctica –señala la autora del libro, Yvette Cardaillac-Hermosilla– es aquella que todo individuo utiliza como mecanismo de defensa, sin ser experto en la materia. La magia sirve para evitar la mala suerte cuando viene una desgracia injustificada o cuando se anhela protección. No obstante, no se suelen practicar ritos maléficos contra los demás.
Estas prácticas aparecen reflejadas en los Libros aljamiados: manuscritos redactados en castellano transcritos en caracteres árabes para mantener en secreto su contenido. Según la autora del libro, el concepto de brujería o witchcraft, que se construye como la réplica opuesta de la religión cristiana, no existe en los libros aljamiados de magia. Los moriscos practican también la religión musulmana en secreto en un medio hostil, es lo que conocemos como taquia (disimulo), actitud aconsejada a los moriscos por el muftí de Orán.