Las cosas están muy mal y probablemente irán a peor. Aunque dicho con otras palabras, este es, en esencia, el diagnóstico del boletín de coyuntura económica elaborado por la Fundación Caja Rural de Granada y correspondiente a 2011, aunque contiene también datos de lo que va del presente año.
El estudio ha estado dirigido por Miguel González, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Granada, que fue quien ayer desgranó sus principales conclusiones. El panorama que dibujó es cualquier cosa menos optimista.
La economía local está relacionada con la regional y ésta con la nacional, que a su vez depende de la mundial. Así que su análisis tenía que ser global. Y comenzó con una reflexión que ya se sabía -esto es: que los analistas preveían que el año 2011 sería el del inicio de la recuperación y se equivocaron- y con otra que también es casi del dominio público: los peores problemas están en la zona euro «y nos tememos que seguirán estando», pronosticó.
Motivos hay varios, pero el profesor apuntó uno que le parece fundamental. «Es muy complicado mantener una moneda única en unos países con economías tan dispares, en una zona donde unos países crecen y otros están en recesión, donde el nivel de paro es en algunos sitios del 4% y en otros del 25%, con las finanzas públicas saneadas y deterioradas… Son unos contrastes enormes y eso hace que surjan problemas», resumió.
Entre los países más perjudicados está sin duda España, que va de mal en peor. Esto, explicó, se demuestra de diversas formas. Por un lado, el país vuelve a estar en recesión, con un decrecimiento del 0,4% en el primer trimestre del año 2012. «Se consume menos, se invierte menos y se produce menos», dijo, de forma muy gráfica.
Eso lleva a un creciente deterioro del mercado de trabajo. La Encuesta de Población Activa del primer trimestre de este año dice que ya hay 5,7 millones de parados, la más elevada del ámbito europeo, niveles alarmantes de desempleo juvenil, muchísimas familias que ya no perciben subsidio porque llevan mucho tiempo sin trabajo…
Lo cual es una losa, como también el elevado endeudamiento de todos los agentes económicos. «Lo están las empresas, que son las que producen; los bancos, que prestan; las familias, que consumen; y, como novedad, las administraciones públicas», relató.
Puso en relación con lo anterior el deterioro de las finanzas públicas. «Hemos pasado en poco tiempo de tener superávit a un déficit del 9% del PIB y una deuda pública que se acerca al 70% del PIB. Esto nos obliga a situarnos, en un plazo de dos o tres años, por debajo de los niveles actuales», sentenció.
En cuanto a la salud del sistema financiero, de plena actualidad, no quiso entrar en «debates nominativos» sobre si ha habido un rescate o un préstamo, sino que fue a lo principal. «Es una situación de suma gravedad y no podemos decir que es un rescate de una parte de la economía, porque el sistema financiero no es cualquier parcela, sino el corazón de una economía, el que hace funcionar su sistema circulatorio. Por lo tanto, es indudable que el rescate afectará a la economía en general», afirmó.
En cuanto a la situación en Andalucía y Granada, que definió como «almas económicas gemelas», entiende que ese contexto tan desfavorable ha impactado en sus economías de forma especialmente negativa por su dependencia de tres sectores muy afectados: la construcción, el sector público y el del comercio y el turismo.
No obstante, no todo es catastrofismo. En 2011 hubo un crecimiento de la economía granadina cifrado en el 0,6%, que según admitió Miguel González no es para dar saltos de alegría pero al menos es un dato esperanzador teniendo en cuenta que en 2010 decreció un 0,8%
«Pero ese pequeño baño de optimismo lo voy a enfriar con un jarro de agua helada», dijo a continuación el catedrático, que anunció que para el presente ejercicio se prevé que la economía provincial decrezca un 1,5% y la andaluza, un 2,2.
A partir de eso, lo previsible es que el paro (que aquí está en un 31,5%) no decrezca y que la economía entre en recesión, cosa que por lo demás también ocurrirá en el conjunto del país.
«Es imposible saber hasta qué punto van a empeorar las cosas, no creo que lo sepa nadie ni en Granada ni en el resto del mundo, porque estamos en un momento de gran incertidumbre y la situación cambia de un día para otro e incluso en el transcurso de un mismo día», continuó el autor del informe, que matizó que lo único que se puede hacer es ver la tendencia, y ésta es clara: la economía va de mal en peor. «Si cada trimestre se consume, produce e invierte menos, esos son datos negativos que se reflejarán en el mercado de trabajo y en la necesidad de hacer más ajustes. En Granada, donde el sector público tiene un gran peso, habrá una incidencia mayor que en otras economías provinciales», vaticinó.
En un momento de su intervención, Miguel González se preguntó qué ocurrirá si, como está sucediendo, España no tiene capacidad para captar recursos económicos o eso le está resultando demasiado costoso. No se la contestó de inmediato, pero sí en sus conclusiones finales, que son ciertamente preocupantes. «Si la economía tiene dificultades para captar fondos porque los mercados están cerrados o porque no puede asumir sus exigencias, sólo cabe una opción: al igual que en una economía doméstica, España tendrá que ajustar los gastos a los ingresos. Y eso significa ajustar el gasto público en pensiones, sanidad o educación a su verdadero potencial económico. Porque si no hacemos eso, habría que financiar ese desfase y no podemos. Es la única vía», insistió.
Aunque ese dato no se dio en la presentación, el informe finaliza con un párrafo que pone las cosas aún peor: «Todo parece indicar que la crisis económica y financiera se recrudecerá en Granada durante los próximos trimestres, debido a su escasa vocación exportadora, al desequilibrio sectorial que padece y al ser muy dependiente de las coyunturas económicas europea y española, así como a la evolución futura de sectores como el turismo, la construcción y las administraciones públicas».
