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La ampliación

– La ampliación

EL pelapollos al que asistimos durante estos días, con motivo de la ampliación del Parque Tecnológico de Ciencias de la Salud, puede llevar al personal a un estado de confusión mental, francamente peligroso para su salud. Sorprende –aunque quizás no tanto– que quiénes durante años, primero, negaron el proyecto y, después, lo desprestigiaron hasta el punto de llegar a comparar el hospital más moderno de Andalucía con un hospitalillo comarcal se lancen ahora a la ampliación como auténticos y entusiastas conversos. Seguro que Pascual Rivas y Antonio Claret García –auténticos padres de la criatura– no darán crédito a lo que están escuchando desde las filas del PP.

Las justificaciones dadas por el alcalde para que la ampliación se limite a los terrenos protegidos que se encuentran dentro del término municipal de Granada se califican por sí solas. Argumentar que las grandes infraestructuras deben estar necesariamente en Granada ciudad no sólo supone un desprecio a los 300.000 habitantes del área metropolitana sino un menosprecio a los 32 ayuntamientos que conforman la aglomeración urbana y, sin los cuales, esas grandes infraestructuras probablemente nunca llegarían a la capital; baste recordar que la ciudad de Córdoba tiene más habitantes que la de Granada pero sin embargo no tiene Metro porque carece del cinturón urbano que sí tiene la nuestra. Pero es que además, con esos argumentos, Torres Hurtado demuestra un egoísmo urbano rayano en lo patológico y que podría resumirse en: “Para mi lo bueno y los demás que arreen”. Lo bueno es la ampliación del Campus, el espacio escénico, el Parque de las Ciencias, el Metro, etcétera, y lo malo los basureros, el centro penitenciario, las plantas de aguas residuales y algunas otras cosillas por el estilo.

Que Torres Hurtado lidere ahora cualquier ampliación del Campus, sorprende a tenor de la actitud mantenida durante los ocho años en que representó al Gobierno de la nación en Andalucía, en el transcurso de los cuales no se adoptó ni una sola medida favorecedora del proyecto. Por cierto, como alcalde tampoco José Torres ha propiciado una sola reunión, con empresa alguna al objeto de que su instalación en el parque.

¿Qué ocurre entonces? Pues sencillamente que la ampliación del PTS en suelos del término municipal es la coartada perfecta que quiere esgrimir el actual equipo de gobierno municipal para abrir la veda de la recalificación de los 5 millones de metros cuadrados protegidos con los que se acabaría por finiquitar la Vega de la capital. Eso y un no menor afán recaudatorio que llevaría al consistorio capitalino a mirar con ojos codiciosos, los ibis, iaes y demás impuestos que pudieran generarse en el futuro. Acordarse ahora de la oposición del PP al proyecto de nueva feria de Armilla por proyectarse en suelo protegido es sencillamente poco conveniente.

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