José Lezama Lima: el mejor narrador del siglo XX
JESÚS ARIAS
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El mejor narrador hispanoamericano del siglo XX. Así define Ángel Esteban, catedrático y experto en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Granada a José Lezama Lima, el poeta y escritor cubano que hizo crecer el universo de la literatura. Este año se conmemora un doble aniversario: el trigésimo de su fallecimiento, ocurrido el 9 de agosto de 1976, y el cuadragésimo de la publicación, en 1966, de un libro rotundo, imprescindible, inapelable: Paradiso.
José Lezama Lima, junto con Alejo Carpentier, es el mejor narrador del siglo XX y de toda la literatura hispanoamericana. Como poeta, es la cumbre de la poesía cubana, comenta Ángel Esteban. Él fue, además, el creador de la escuela de mayor influencia de su tiempo y lider del grupo literario más importante de su país, el Grupo Orígenes, que, hasta la época de la revolución cubana, era comparable a la Generación del 27 en España: se trataba de un colectivo de intelectuales y escritores de una enorme calidad y cuya figura indiscutible era José Lezama Lima.
Nacido el 19 de diciembre de 1910, hijo de un militar, José Lezama Lima participó en su época estudiantil en las manifestaciones de protesta contra la dictadura del general Gerardo Machado. Matriculado en Derecho, pronto comenzaría a despuntar como poeta. Sus profundos conocimientos de Góngora, Platón y los filósofos gnósticos le hicieron desarrollar una tremenda pasión por los libros y la literatura. Su obra está considerada por los expertos como culterana, llena de alusiones, parábolas, claves y un riquísimo y poblado lenguaje.
Su primer libro de poemas, Muerte de Narciso, publicado en 1937, ya apuntaba esas maneras que pronto conformarían el sello personal de José Lezama Lima y que hoy son toda una impronta para los jóvenes poetas cubanos. Lezama, treinta años después de su muerte, puede ser en Cuba tan influyente e imprescindible como lo es García Lorca entre los jóvenes poetas de hoy.
Tras Muerte de Narciso, Lezama Lima publicó otros poemarios que mantenían esa profunda devoción hacia la obra de Góngora y espléndidas metáforas, como Enemigo rumor (1941), Aventuras sigilosas (1945), Dador (1960) y Fragmentos a su imán, que sería publicado póstumamente en 1977.
Pero sería en 1966 cuando José Lezama Lima publicó su libro más importante. Una auténtica conmoción en las letras hispanas. Y no era de poemas, sino narrativa: Paradiso, una obra mítica que narra, serpenteando, girando sobre sí misma una y otra vez, sin ningún tipo de orden, el mundo interior de su protagonista, José Cemí, que no es otro que el propio José Lezama Lima. Plagado de metáforas, simbolismos, expresiones mágicas y, en muchos casos, sin tan siquiera respetar las reglas narrativas usuales, Paradiso está considerado por muchos críticos como un poema en prosa, un poema astillado, rehecho y vuelto a rehacer.
Se trata de una obra genial, difícil y, desde luego, una de las obras más importantes de la literatura hispanoamericana, explica Ángel Esteban. Por su categoría intelectual, por sus tremendos conocimientos, mucha gente considera a Lezama Lima el Jorge Luis Borges del Caribe. Él era un tremendo amante de la cultura griego, de la literatura clásica grecorromana. Sus obras tienen como base la mitología griega, que él traspone hacia una mitología propia, moderna.
La edición de Paradiso coincidiría con el llamado boom de la literatura hispanoamericana (un año después aparecía Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez) y con una eclosión de vitalidad y creatividad entre los escritores latinoamericanos, que habían encontrado en el mito, en la metáfora, en la narrativa poética, en la fantasía, la manera perfecta de describir una realidad social hecha a martillazos de revoluciones, golpes de estado, sueños y represiones.
José Lezama Lima no era sólo poeta y escritor. También era un ávido conversador pese a un asma insistente que terminaría con su vida en 1976 y un enorme agitador cultural. Promotor de revistas y tertulias poéticas, creó, en la década de los años cuarenta, junto a José Rodríguez Feo, la revista Orígenes, que estaría vigente hasta 1956 y que daría el nombre a la generación intelectual que se nutrió de ella. Entre los integrantes de la Generación Orígenes se encontraba Gastón Baquero, Cintio Vitier, Eliseo Diego, Virgilio Piñera y Octavio Smith. También fue responsable de la aparición de la revista Verbum.
Lezama Lima no sólo influyó en aquella generación como el líder intelectual que todos necesitaban, explica Ángel Esteban. También sigue influyendo hoy entre los jóvenes. Su poesía se sigue leyendo extraordinariamente en Cuba. José Lezama Lima, debido a su juventud, no llegaría a coincidir con Federico García Lorca cuando el poeta visitó La Habana en 1930 y estuvo en contacto con toda la intelectualidad de la época, a la que influyó bastante. Pero resulta curioso que tanto Lezama Lima como la Generación del 27, a la que pertenecía Federico García Lorca, tuvieran entre sus máximas influencias la obra de Luis de Góngora.
Hoy día, leer Paradiso es un extraño goce para los sentidos por la riqueza de su lenguaje, las propuestas oníricas de sus personajes, la libertad con que Lezama Lima doma las palabras para hacerlas estrictamente suyas, de su propio universo interior, que unas veces es claro como un cristal y otras veces se mueve entre sinuosas oscuridades. Pero precisamente eso es lo que lo hace un escritor imprescindible.
Una chica cubana residente en Granada que conoció a Lezama Lima en una de sus famosas tertulias poco antes de morir lo recuerda como un hombre ancho, fuerte, de voz gangosa y asmática, al que todo el mundo llamaba Maestro y que era el sucesor espiritual del poeta José Martí. Y recuerda cómo de su voz destilaba la poesía.