¿Podrán algún día las impresoras servir para curar lesiones de rodilla? Suena a ciencia ficción, pero hay una investigación en esa línea. La llevan adelante la Universidad de Granada y el Hospital Clínico y el Centro Regional de Transfusión Sanguínea (CRTS) de Málaga. El ensayo clínico ya ha pasado la fase experimental de laboratorio y está a punto de comenzar en animales. Consiste en utilizar las modernas impresoras tridimensionales para recrear el defecto que provocan ciertas lesiones de rodilla. Así, se construye un molde que -igual que un dentista hace una dentadura- sirva para corregir el fallo de la articulación.
«El futuro pasa por recrear zonas enfermas fuera del paciente y este proyecto no es magia, es investigación. Seguimos investigando para mejorar», sostiene la traumatóloga del Clínico malagueño, Elvira Montañés. No es el primer desafío de esta profesional. Ya en 2005 se embarcó, junto con la hematóloga del CRTS María del Carmen Hernández, en desarrollar una técnica pionera: multiplicar en laboratorio células del cartílago de la rodilla de un paciente con una lesión muy localizada para repararla. Desde entonces, esa colaboración ha curado a 18 pacientes, personas de menos de 55 años que por traumatismos o secuelas de antiguas lesiones presentan hemorragias o dolores en la articulación que les limita la actividad física y condiciona su calidad de vida.
«Lo que hacemos es similar al socavón de la carretera al que se le echa alquitrán. En lugar de alquitrán, nosotros ponemos células», explica con claridad la traumatóloga. El cartílago de la rodilla cumple una función de amortiguación. Cuando falla por traumatismos o determinadas lesiones, deja un hueco. La capacidad de regeneración natural del cuerpo no es suficiente. Así que lo que hace Montañés es, mediante una artroscopia mete una cámara en la rodilla y coge un pellizco de cartílago. Es una biopsia. Ese material, con extremas medidas de higiene, se transporta hasta el CRTS ubicado en el Hospital Civil malacitano donde está la única sala blanca de España. Allí, en esas instalaciones se procesa para provocar una proliferación celular que de forma espontánea no se produce. Luego en unas tres semanas, el medicamento biológico está listo para colocárselo al paciente para que la superficie deslizante de la rodilla vuelva a ser lisa y no le dé molestias.
Montañés aclara que la técnica no sirve para pacientes mayores con artrosis de rodilla derivada de la edad. Únicamente puede utilizarse en aquellos enfermos que tienen una lesión «muy localizada», con el resto de la articulación sana.
El proyecto requirió primero de la autorización del Ministerio de Sanidad, permiso que llegó en 2005. En 2006 se realizó el primer caso. Luego, precisó de la construcción de una sala blanca para este tipo de terapia celular y de la posterior la luz verde de la Agencia Española del Medicamento ya que las células del cartílago (condrocitos) son consideradas justamente como eso, un medicamento.