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‘Hemos vivido una gran fiesta y ahora nos toca la resaca’

Hablar de construcción y no hacerlo de la burbuja inmobiliaria, de la crisis y del incierto futuro del sector, sería no tener los pies en la tierra. Por eso la Universidad de Granada y la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación decidieron que sería un economista el encargado de impartir la conferencia inaugural de la XI Semana de la Construcción y la Innovación. El catedrático de Economía Aplicada de la UGR y director de Estudios Financieros de Funcas, Santiago Carbó, analizó ayer ante los alumnos de Ingeniería de la Edificación las perspectivas del mercado inmobiliario y de la construcción y no pudo ser más claro. «España ha asistido a un gran crecimiento económico, de la construcción y del empleo. Se vivió una gran fiesta, con excesos, y ahora nos ha tocado la resaca».

El experto, que reconoció que en este contexto «es difícil encontrar noticias positivas», apuntó que la situación «se ha tornado casi crítica» y que el empeoramiento de las condiciones económicas va a continuar afectando a uno de los sectores más vulnerables del tejido productivo: la construcción y el sector inmobiliario. De hecho, el catedrático de Economía Aplicada reconoció que en Andalucía el ajuste está siendo mucho más «intenso» porque este sector siempre ha tenido un mayor peso en la economía regional.

Carbó recordó que, al fin y al cabo, la economía española está pagando los desmanes de años anteriores, los excesos que se han producido desde que en los años 50 y 60 la construcción se convirtiera en un pilar económico fundamental. «Durante 40 años, la construcción ha sido el principal pivote económico de España», indicó Carbó, que añadió que esto ha tenido como consecuencia una escasa diversificación del tejido empresarial. «El sector de la construcción tomó un liderazgo excesivo y ocupó un espacio cómodo que generaba empleo, gran parte no cualificado, y beneficios».

El catedrático de Economía Aplicada reconoció que los expertos e instituciones también tuvieron su parte de culpa, ya que «no funcionaron los resortes» y no alertaron de los excesos inmobiliarios y, sobre todo, del sector financiero. Tampoco la reacción fue todo lo rápida que la situación precisaba. «Nos costó reaccionar enormemente. Han sido lentas las reformas y la reestructuración del sistema financiero. En 2008 tuvimos la oportunidad de recapitalizar las entidades financieras y no lo hicimos. Dos años y medio más tarde ya no podíamos acudir a los mercados», que habían perdido la confianza en la economía española.

Y en todo este proceso de ajuste, el sector inmobiliario -tremendamente dependiente de la financiación- estaba en el ojo del huracán. La consecuencia, es que habrá viviendas vacías que «nunca se venderán» y activos no acabados que tampoco seguirán adelante. Dos posibles soluciones, apuntó Carbó, serían destinar esas viviendas al alquiler o dejarlas en manos de fondos que se hagan responsables de ellas. «Cuanto antes nos deshagamos de esas viviendas, antes volverá algo de construcción». Es decir, que mientras no se reduzca el enorme stock de vivienda, el sector avanzará «muy lentamente».

Para entonces la economía española debería estar preparada para reaccionar. «Cuando pase esta verdadera pesadilla España se dará cuenta de que el sector de la exportación puede crecer, pero tendremos que volver a nuestras actividades tradicionales, con mucha fuerza», indicó Carbó, que destacó el papel del turismo y de la construcción, aunque con mucho menos protagonismo.

Y en esta nueva etapa, matizó Carbó, la internacionalización y, sobre todo, la calidad tienen que ser los ejes que marquen la actividad constructora.

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