Granada, capital de la investigación
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LA elección por parte de la Compañía Telefónica del parque tecnológico de Ciencias de la Salud de Granada para instalar un centro pionero en Europa, dedicado a la investigación sobre las tecnologías de la información y el conocimiento orientadas al ámbito biosanitario, supone un motivo de satisfacción que debe ser compartido por todos los granadinos. El futuro Centro de Excelencia, en el que trabajarán a medio plazo más de un centenar de personas y que supondrá una inversión de 13,5 millones de euros, no sólo refuerza y da sentido al Campus de la Salud –un proyecto de largo y vacilante recorrido– sino que abre una dirección inequívoca sobre cuál puede ser una de las líneas representativas del futuro de una provincia que poco a poco va despertando de un letargo secular que la ha mantenido –y la mantiene aún– hundida en los últimos puestos de la renta familiar de España. Granada no se puede resignar a que sus expectativas económicas dependan sólo del turismo y del sector de los servicios. Sin renunciar a ninguno de estos dos sectores, la ciudad debe aprovechar todas las posibilidades de desarrollo tecnológico y de investigación en el sector biosanitario que supone el Campus de la Salud. En este sentido, el convenio firmado ayer por el presidente de Telefónica, César Alierta, y el consejero de Innovación, Francisco Vallejo, hay que interpretarlo como un hecho de suma importancia pues, además de desarrollar sus propios proyectos, servirá, como señaló el consejero, para promover el contacto con las empresas del entorno y con otros grupos de investigación de las universidades andaluzas. No se trata, por consiguiente, de una simple inversión para explotar un negocio sino de una iniciativa que refuerza a Granada como capital de referencia de la investigación y el desarrollo de las ciencias biosanitarias. También hay que destacar el importante papel que ha jugado la Universidad, que ha cedido la parcela donde se instalará el centro, para que Telefónica eligiera Granada entre las ofertas recibidas desde otras capitales andaluzas. Granada, provincia donde tradicionalmente prospera el desánimo y hasta se ensalza el sentido del fracaso, tiene ante sí una prueba de que su futuro puede y debe cambiar, un elemento para sentirse razonablemente optimista.