proyecto empresarial para puerto deportivo
Empresarios piden ampliar el Puerto de Motril hacia el mar
ESTHER ONTIVEROS
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granada. Yates de lujo o buques mercantiles. El puerto de Motril se debate entre ambas apuestas para su desarrollo económico. Muchos ojos se posan sobre las posibilidades de la dársena motrileña. Los últimos son los de un grupo de empresarios que, apoyados en un exhaustivo estudio dirigido por el catedrático de Ingeniería de Costas de la Universidad de Granada, Miguel Losada, han propuesto a la recién estrenada Autoridad Portuaria de Motril la construcción de un puerto deportivo en la antigua dársena. El proyecto respondería a las aspiraciones de promotores urbanísticos, grupos hoteleros y vecinos de los barrios colindantes que sueñan con un puerto transitado por turistas dispuestos a gastar su presupuesto en los bares y restaurantes de la zona.
Esta visión de futuro del puerto de Motril difiere notablemente de la de las industrias dependientes de las comunicaciones marítimas, que han visto en la dársena motrileña una de las pocas opciones del litoral español con superficie disponible para instalarse. Así las cosas, el flamante presidente de la Autoridad Portuaria de Motril, Ángel Díaz Sol, manifiesta serias dudas sobre la viabilidad del proyecto que los empresarios del puerto deportivo le han puesto sobre la mesa. Se plantea la posibilidad de ocupar con un puerto deportivo lo que ahora es el puerto viejo –explicó a este periódico–. De momento, eso es imposible; hemos hecho una dársena nueva porque se nos ha quedado pequeña y si nos la quitan se volverá a quedar el puerto pequeño.
Pero el proyecto de los empresarios del puerto deportivo ya contempla esta dificultad y propone como solución a la falta de espacio para los barcos de mercancías la creación de una nueva dársena con contenedores que se adentren en el mar. Los primeros cálculos estimativos sobre la inversión necesaria para ejecutar este proyecto superan los 700 millones de euros. Los fondos estructurales se nos acaban en 2007 y probablemente un nuevo proyecto no llegaría a tiempo –apuntó el presidente de la Autoridad Portuaria–. Una nueva dársena, que necesariamente tendría que ser hacia el mar, sería una aventura económica muy arriesgada en estos momentos. La venta y explotación de los 968 amarres que se proyectan no daría, según Díaz Sol, para financiar la obra.
Por otro lado, en la actualidad está por ejecutar un plan parcial de ocho millones de metros cuadrados en el entorno del puerto donde se ha previsto la creación de infraestructura turística, campos de golf, hoteles y urbanizaciones de chalets, circunstancia por la que el Ayuntamiento no disimula sus preferencias en la apuesta por el uso deportivo y de ocio en lugar del comercial. Para enfriar las expectativas de unos y otros, el presidente de la Autoridad Portuaria, órgano dependiente del Estado, ha decidido coger el camino de en medio. La planificación urbanística del puerto no se ha empezado ni a construir. Vamos a esperar dos o tres años a que se termine y se detecte la demanda para poder comprobar la rentabilidad de la obra, subrayó.