EL TANGO EN GRANADA.
Otra vez volvió el tango a las calles de Granada, al teatro Isabel la Católica, a los trasnoches y a la Universidad. Resultaba un tanto extraño, pero fascinante, contemplar el miércoles pasado en el Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras la historia del tango-danza ilustrada con parejas de baile. Fue un regalo, después del de la conferencia inaugural, ese recorrido imaginario por la historia del tango, y magnífico el grupo de artistas que lo escenificó. Estaba anunciado, pero a todos los asistentes nos pareció una sorpresa. Lo disfrutamos como un golpe de vida que volvía del revés el aspecto desnudo y serio del Aula Magna de una Facultad. La pena es que la mayoría de los alumnos estaban en sus clases y muchos llegaron cuando se acababa el espectáculo. En mis tiempos de estudiante no dejábamos escapar algo así. Se cortaba la clase o se faltaba sin más. Luego pedíamos los apuntes. Claro, que eso era cuando los compañeros eran compañeros y no competidores. Hoy todo se ha puesto demasiado difícil en esta sociedad atomizada donde la competitividad reina en todos los terrenos. En todo hay que ser más que el otro… y no se puede perder comba.El tango es un fenómeno urbano que resurgió cuando parecía acabado. Son muchos sus adeptos, muchos los que aprenden a bailarlo y convoca en los lugares que nos pueden parecer más extraños. Interesa al público e interesa a los estudiosos. Las delegaciones de las Universidades de París o de Seinajoki (Finlandia) que en estos días intervienen en los actos preparados por el Seminario de Estudios Latinoamericanos de nuestra Universidad, lo demuestran. También la Universidad de Granada estuvo en París en noviembre pasado, para otro encuentro de estas características, con el llamado Pograma Intertango de la Unión Europea.Y sobre todo, en nuestra ciudad celebramos este año el XIX Festival Internacional del Tango. Los que recordamos sus difíciles comienzos y el gran esfuerzo que Horacio Rébora, su promotor, ha desplegado durante todo este tiempo, no dejamos de sorprendernos. Pero el hecho incontestable es que el tango en Granada tiene ya solera, y todas las primaveras aparecen en nuestras calles, como si florecieran, parejas arrebatadas que bailan ante los transeúntes para contagiarles su pasión y arrastrarles a las noches tangueras que cada año nos ofrece el Festival.El tango sigue vivo en el mundo. Granada puede presumir, quizá, de liderar ese fenómeno y debe seguir liderándolo. Y más aún siendo española la lengua del tango.
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