arqueología
El otro San José
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EL REPORTAJE DE M. J. AMGUITA / Granada. La falta de espacio en el cementerio de Granada ha traído de cabeza a los responsables municipales de la capital desde la época musulmana. Ya en época nazarí se constata que tuvieron que alterar el ritual de enterramiento islámico –bajo tierra, igual que el cristiano– e introdujeron variantes, entre las que destacan la construcción de columbarios –propios de los romanos– o la creación de tumbas excavadas en la propia piedra.
Ésta es alguna de las conclusiones alcanzadas por los responsables del grupo de investigación de Toponimia, Historia y Arqueología del Reino de Granada de la Universidad de Granada encargado de las investigaciones que se están llevando a cabo en un solar, propiedad de la institución académica, de la calle Real de Cartuja, y donde se alzará el futuro Centro de Enseñanza Virtual.
Por el momento, según la directora de la obra, Raffaella Carta, ya han encontrado once fosas excavadas en la piedra –hecho que demuestra la falta de terreno– y que pertenecen a la necrópolis Sahl ben Malik, en funcionamiento en Granada desde el siglo XI al XV y que se convirtió, aunque no en la más importante, sí en la de mayor superficie. Aún se desconoce la época de estas sepulturas, ya que están a la espera de concluir las catas arqueológicas para someter los restos humanos que aparezcan –hasta ahora sólo uno– a las pruebas del Carbono 14.
El hallazgo de los restos confirma, según Carta, la delimitación del cementerio nazarí de extramuros recogida en las fuentes historiográficas, que lo sitúan en Puerta de Elvira y que se extendería por calle Real de Cartuja hasta Cristo de la Yedra, para bajar por Avenida de Madrid, seguir por Avenida de la Constitución, donde la aparición de treinta enterramientos en los trabajos realizados con motivo de la construcción del paso subterráneo de Severo Ochoa se suman a las excavaciones en la zona durante la década de los noventa y que arrojaron un total de 384 sepulturas y alrededor de 500 restos humanos. La necrópolis, según el catedrático de Historia Medieval de la Universidad granadina y director de este grupo de investigación, Antonio Malpica, llegaría, aproximadamente, hasta el actual instituto Ángel Ganivet.
La masificación en Sahl ben Malik constata, pese a la creencia inicial, que la ciudad fue durante los siglos XIV y XV de las más pobladas de la península. De hecho, el arquitecto Leopoldo Torres Balbás, director de la Alhambra en los años cincuenta y un reconocido experto en la materia, estimó en una publicación de la época en cerca de 50.000 los habitantes de Granada, cuando en el siglo
XIX, según expuso, esta cifra era de 56.000.
Y es que la extensión del cementerio –que combatía en relevancia con el de la Alhambra– era de tales dimensiones que el viajero alemán Jerónimo Münzer en su libro Viaje por España se muestra sorprendido por su grandeza y sus bellos sepulcros con jardines.
De hecho, estaba rodeado por una muralla en la que había puertas que permitían el acceso a la ciudad, según apuntó José Antonio Narváez, técnico de los trabajos que se están llevando a cabo en Real de Cartuja.
Pero éstos no son los únicos restos hallados en esta calle. A finales de 2004 este grupo de trabajo, dirigido, en este caso, por José Cristóbal Carvajal halló en el solar número 32-34, catorce tumbas, de las que once tenían restos óseos.
Todos los cadáveres desempolvados pasarán a pertenecer a la Universidad, donde volverán a someterlos a numerosos estudios, sin que aún se pueda saber cuándo descansarán en paz.