arqueología excavaciones en la muralla nazarí
El hallazgo de una alberca desvela cómo se financió La Madraza
Los investigadores creen que los nazaríes no ampliaron la muralla para construir más barrios, sino para ganar terreno destinado a una agricultura comercial
miguel rodríguez
trabajos. Un equipo toma medidas a los restos del Convento de San Antonio.
J. MUÑOZ
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granada. ¿Cómo logró Yusuf I levantar en tan pocos años obras tan emblemáticas como la Alhambra, el Alcázar del Genil, el Palacio de la Madraza, la Alhóndiga de Granada o el Palacio de la Alcazaba de Málaga? ¿De dónde procedían los fondos para construir unos edificios tan costosos? ¿Qué facilitó entonces el vertiginoso ritmo de las obras? Éstas y otras preguntas formuladas durante años por los estudiosos del arte islámico pueden encontrar ahora una respuesta más certera gracias a un hallazgo arqueológico de gran importancia.
Un equipo de la Universidad de Granada, coordinado por el catedrático de Historia Medieval Antonio Malpica, descubrió el pasado mes de abril en las inmediaciones de la muralla nazarí de Granada una alberca que en su época se destinó para regar una amplia zona agrícola en la que se pensaba que habían construcciones urbanas. Aunque a priori podía parecer un hallazgo de menor relevancia, posteriores investigaciones demostraron que ésta se había construido en el siglo XIV, durante el reinado de Yusuf I (1333-1354), uno de los grandes constructores de la Alhambra.
Pero había algo más que los investigadores descubrieron al cruzar la documentación y encajar en el puzle de datos la función de la alberca: los huertos que recibieron el agua pertenecían al propio Yusuf I, que destinó el dinero obtenido de la comercialización de los cultivos, entre otras cosas, para la construcción y mantenimiento de La Madraza de Granada. Esto se desprendía de unos documentos cristianos en los que se reseñaba que los terrenos de las huertas pertenecieron al rey nazarí.
Antonio Malpica asegura que se trata de un descubrimiento muy revelador: Pone de manifiesto cómo una parte de la ciudad se ocupa agrícolamente y no urbanísticamente, la muralla nazarí se crea no sólo para cerrar casas, sino que la llevan más allá para organizar un gran espacio de cultivo y regadío, explica el catedrático de Historia Medieval.
De este modo, Yusuf I organizó un sistema de financiación propio que le permitió construir numerosos edificios sin necesidad de tocar los fondos procedentes de los impuestos. Consigue fundamentalmente dos cosas: que la obra pública que él genera no sea penosa económicamente para el Estado, y que al ser tierra arrendada, los productos que se cultiven en ella sean destinados al comercio, una actividad muy importante en el mundo nazarí que se vio reforzada por la propia iniciativa del rey, aclara Malpica.
Los investigadores hallaron la alberca durante los trabajos de excavación que se realizaron en abril y mayo en la muralla nazarí de Granada, donde un proyecto del arquitecto Javier Gallego Roca pretende realizar una recuperación paisajística y patrimonial en torno a la muralla. Los arqueólogos sabían que la zona estaba dentro del trazado de la Acequia de Aynadamar pero no contaban con un hallazgo de este calibre.
Sabíamos que por allí pasaban acequias y que había un receptáculo de agua pero no sabíamos ni la época ni su relación con la muralla. Nunca sabíamos explicar por qué había un espacio tan vacío ahí, dentro de la muralla, relata Malpica.
El proceso de excavación en la muralla también ha aportado datos complementarios de gran interés. Por ejemplo, de muralla hacia adentro hay restos de construcciones nazaríes, y de muralla para afuera otros que corresponden a edificios cristianos, como el convento de San Antonio. En este recinto también se han documentado una serie de albercas distintas, ya que al llegar los cristianos el control del agua ya no está sometido a la misma rigidez, se vende y se compra, lo que prolifera la aparición de estos receptáculos.
Pero la historia de la alberca de Yusuf I está llena de todo tipo de vicisitudes. A partir del siglo XVI comenzó a ser cubierta por diversos materiales, lo que justifica que se haya encontrado en su interior monedas del siglo XVII. Antonio Malpica afirma que en la década de los ochenta la alberca era completamente visitable pero que volvió a rellenarse de nuevo con materiales de contrucción procedentes de una urbanización cercana.
Los trabajos de excavación realizados en primavera, en los que ha participado un equipo de diez personas, no han permitido finalmente recuperarla en su totalidad, aunque sí en un porcentaje muy sustancial para posteriores investigaciones. Los arqueólogos han encontrado en su interior una secuencia de restos cerámicos datados en una horquilla de tiempo que comprende desde la época nazarí hasta la edad moderna.
El proyecto que está desarrollando ahora el arquitecto granadino Javier Gallego Roca para la Fundación Albaycín permitirá recuperar todo el entorno de la muralla nazarí con especies vegetales y zonas de huertas como originalmente la dispusieron los nazaríes. En este recinto también estará la alberca, un testigo de piedra que un día contribuyó al esplendor del reino de Granada con una aportación tan modesta como indispensable: el agua.