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El Grado pone fin al absentismo

«Los alumnos tienen que ir a clase, la sociedad española está pagando mucho dinero a las universidades para formar a futuros profesionales y a mí, como responsable, me pueden decir que no estoy cumpliendo». Con estas palabras resume la vicerrectora Ferre su preocupación por uno de los grandes males de la Universidad hoy en día: el absentismo.

Para sorpresa de todos, y aunque todavía es un poco pronto para hacer balance, el alumnado de Grado es menos absentista que el de antaño.

Esta es una noticia que se suma a otro dato positivo: en todo el país el alumnado universitario ha aumentado un 10%, mientras que en la Universidad de Granada la demanda ha sido del 20%, el doble que la media nacional.

«Hay mucha menos abstención entre los alumnos de Grado de lo que había años anteriores en el primer curso con los estudios antiguos», constata Ferre. Otras universidades donde llevan aplicando el programa europeo con anterioridad ya le habían advertido de este aspecto, pero lo está comprobando por sí misma y así se lo ratifican sus compañeros.

Para la vicerrectora, «la recesión económica ha influido en el aumento de alumnado, ahora bien, la actitud de los propios estudiantes no creo que se deba a las cifras del desempleo». Realmente cree que el esfuerzo que se ha hecho por parte de las universidades está dando sus frutos.

Aunque lo que más se ha resaltado es el abandono de la clase magistral y el aumento de las prácticas, la implantación de Bolonia tiene muchas aristas que se han pulido desde todos los ámbitos. «Hace tiempo que un buen número de profesores, entre ellos yo, aplicamos algunos principios de Bolonia en las clases», dice.

El profesorado lleva mucho tiempo tratando de dejar atrás eso de que un docente hable y el alumno coja apuntes y dan previamente los apuntes por escrito para generar otra dinámica. Pero con Bolonia, han tenido que definir cada asignatura por escrito para extraer actividades prácticas y, con este paso, han ordenado mejor sus contenidos.

Casi todos los grados han mantenido las 4 horas presenciales a la semana por asignatura, pero la vicerrectora de Grado y Posgrado lanza una idea y pide que el profesorado reflexione en ella: «¿es necesario tanta presencialidad en cada materia?». Porque, según ella, esto supone una sobrecarga para el estudiante. «Si nos creemos otro de los principios de Bolonia, que el estudiante tiene que trabajar más fuera de clase, hay que darle también más tiempo.

Hemos tenido que trabajar más los grupos pequeños para prácticas y eso es algo que todavía habrá que seguir mejorando. «Lo bueno de este proceso es que permite ir modificando aquello que no da buen resultado. «No nos vamos a poner como locos a cambiarlo todo, pero hombre, aquello que detectemos que no funciona bien, tenemos la ocasión de modificarlo.

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