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El fotógrafo de Lorca ya tiene su historia

La UGR presenta una biografía de Romero Saavedra, autor del conocido retrato del poeta de joven y benefactor de la institución

Una de las fundaciones que más han beneficiado a la Universidad de Granada, junto a la Ovelar de Arco, la Ortiz Pujazón, la Hidalgo Pérez y la Cándido Peña, es la Benéfico-Docente Robles Pozo, cuyo patrimonio dejó en 1948 su fundador Rogelio Robles Romero-Saavedra, abogado, hijo del también letrado granadino José Robles Pozo, a cuya memoria puso su hijo el nombre de la fundación que se inscribe en el registro en 1959, a los siete años de la muerte del fundador.

Robles, viajero incansable, culto y elegante, murió soltero y sin descendencia en su Carmen de San José de la Cuesta del Zenete; fallecieron muy jóvenes sus dos hermanos y quedó solo con su prima Elisa. Su vinculación a la Escuela de Artes y Oficios y su amistad con el fotógrafo Torres Molina, profesor de la misma, le movieron a dejar a esta institución su patrimonio.

En la escritura fundacional queda bien claro que los beneficios de dicha fundación irían, a través de la Universidad que entonces era la máxima institución docente -razón por la cual es el rector el presidente del Patronato-, directamente a parar a los alumnos de la entonces llamada Escuela de Artes y Oficios, para financiar proyectos, becas, viajes de estudios, estancias en el extranjero, premios fin de carrera, exposiciones y demás actividades. A día de hoy, el presupuesto ronda los cien mil euros anuales con los que la Fundación financia dichas actividades.

El patrimonio lo constituían inicialmente dos fincas granadinas situadas en la casa número 15 de Reyes Católicos esquina a Sancti Spiritu y otra en el llamado Pasaje de Robles Pozo, que comunica esta calle con la de la Colcha.

En su memoria, la Universidad de Granada presentó ayer una biografía de ambos personajes: de José Robles Pozo y de su hijo Rogelio Robles Romero Saavedra. El primero muere en 1901 y su hijo en 1952. El libro, obra de José Luis Delgado, colaborador de Granada Hoy, incluye también un breve estudio del ambiente social, histórico y artístico de la Granada de finales del siglo XIX y primera mitad del XX en la que se movieron ambos personajes.

Salen por tanto a relucir figuras como Ángel Ganivet, Gómez Moreno o el Padre Manjón; instituciones como el Liceo, el Centro Artístico y tertulias como la de El Rinconcillo. Pero sobre todo, se centra en el ambiente granadino que rodeo a Rogelio Robles al analizar sus relaciones con Manuel de Falla, Federico García Lorca, Torres Molina, Fernando de los Ríos o Natalio Rivas y su especial vinculación como directivo del Centro Artístico y con la Escuela de Artes y Oficios.

Rogelio Robles se consagró como buen fotógrafo, actividad que practicaba como simple afición pero con una gran sensibilidad. Quizás el más espectacular hallazgo que aporta el libro es reconocer que la mayor parte de las fotos de García Lorca joven, mil veces reproducidas, se deben a él; así como buena parte de las fotos hechas a Manuel de Falla en la Antequeruela.

El abogado y artista no sería ajeno como fotógrafo a las celebraciones de la Cabalgata de los Reyes Magos que organizaba el Centro Artístico en sus primeros años, así como a los bailes de Carnaval, fiestas del Corpus, día de la Cruz o los bailes de máscaras. La Universidad, con este libro, quiere recuperar la memoria de este granadino que hoy sirve a la ciudad un magnífico documento gráfico.

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