«El Consejo tiene que ser un organismo para pensar, aunque al político no le guste»
Reconoce que ni él mismo tenía muy claro qué era el Consejo Social hasta que en el mes de noviembre su teléfono sonó y le propusieron tomar las riendas de este organismo consultivo. Catedrático y director del Departamento de Teoría e Historia Económica de la Universidad de Granada, Núñez está empeñado en convertir al desconocido organismo en un foro social en el que aflore la Granada más creativa. Su lema: «Movilizar las inteligencias y comprometer las voluntades».
-El organismo se creó en el año 2000, pero la sociedad todavía no tiene muy claro qué es exactamente el Consejo Económico y Social. ¿Podría explicarlo?
–La verdad es que hasta el mes pasado yo tampoco sabía lo que era. Es un organismo oficial creado por una ley y no creo que tenga contenido político. La ley dice que para fomentar la participación del ciudadano y pensar sobre la ciudad se debe crear un Consejo Económico y Social, pero no es algo obligatorio. La experiencia que he recogido durante el último mes me dice que, en general, no funcionan, por lo tanto el Consejo hay que hacerlo.
-¿Cómo cree que debe hacerse?
-Me gustaría verlo como un órgano apartidista, creo que se trata de pensar en un futuro a medio y largo plazo y, si lo hago de una forma abierta, no puedo pensar exclusivamente en aquello en lo que me han dicho que tengo que pensar. Nosotros vamos a intentar proponer un abanico de posibilidades dentro del cual alguien hará una elección y desechará otra pero eso ya es cuestión de ese alguien.
-¿No cree que el hecho de que los informes del Consejo no sean vinculantes y sean meramente consultivos le resta valor al organismo?
-Entiendo que el Consejo Económico y Social es un organismo para pensar y dar ideas, si al político no le gustan, pues tan libres como antes, desde luego ahí lo tiene y nuestra labor es pensar en todas las posibilidades.
-¿Y quién decide los temas sobre los que se van a realizar estudios?
-De momento me estoy reuniendo con los miembros del Consejo para preguntarles cuáles son sus opiniones. El paso siguiente será atraer a la sociedad, personalmente me he puesto como lema \’Movilizar las inteligencias y comprometer las voluntades\’. En Granada hay mucha gente pensando, yo no pretendo quedarme con las ideas, es más si con lo que dices consigues convencer a 5 a 50 o a 500, mejor. A mí me interesa organizar el foro, la caja de resonancia.
-Supongo que será consciente de que corre el riesgo de que los políticos quieran influir en su trabajo…
-Eso no es un riego, es una verdad obvia. Yo confío en que el peso de la política disminuya cuando la sociedad crezca lo suficiente. El día que tengamos una red social vigorosa se pondrá al político en su sitio. El problema que aprecio es que corro el riesgo de que me vean politizado.
-¿Qué cree que han visto en usted para proponerle hacerse cargo de este reto?
-Pues no lo sé, porque yo sólo he visto al alcalde durante el acto del 75 aniversario de la Escuela Profesional de Comercio de Granada. Mi intervención en este acto es lo único que conoce de mí.
-¿Qué es lo que más le preocupa de la ciudad?
-Me preocupa a largo plazo el papel de Granada en el mundo, tenemos que ser una ciudad innovadora y creativa. Lo importante es que una ciudad atraiga, y Granada, hoy por hoy, sale poco en la prensa nacional e internacional salvo en el aspecto científico.
-En su discurso inicial tuvo también una mención especial para los jóvenes y los mayores de la provincia.
-También me preocupan enormemente. Yo siempre digo que los jóvenes me tienen que pagar la pensión, así que tengo especial interés en sus carreras y en las carreras de mis alumnos. Me preocupa que esa generación esté la mitad en paro y los otros en paro encubierto con empleos insuficientes. En cuanto a los mayores que se han quedado en la cuneta tienen una situación horrenda.
-¿Cuáles son los temas en los que quiere trabajar de forma prioritaria?
-Hay dos temas que creo que se pueden ir tratando de forma inmediata: la agenda cultural única en el que deben cooperar todas las instituciones para conseguir ordenar toda nuestra oferta y atraer a más turistas; y por otra lado la metrópolis. Granada ya no es solo la capital, es toda su Vega y no puede ser que sus infraestructuras estén siempre colapsadas.
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