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El cementerio de El Cabril, destino de los desechos radiactivos

A los más usuales restos biológicos o químicos se unen los radiactivos, que se llevan al cementerio de El Cabril, en Córdoba. Sin embargo, pese a que puedan parecer especialmente peligrosos, fuentes de la Universidad de Granada aclaran que se trata de elementos de baja o media radiactividad, lo que significa que su peligrosidad y capacidad contaminante se rebaja notablemente con el paso del tiempo hasta llegar a ser inocuos. Así, se estima que en menos de 30 años reducen su radiactividad a la mitad, por lo que la mayoría llega a desclasificarse y, cuando la actividad radiactiva -es la energía que libera la que determina la peligrosidad- desaparece, se puede tirar incluso al alcantarillado.

Otra cosa son los residuos encapsulados, que sí pueden ser fuentes de alta actividad y sí pueden generar radiación. Estos restos se generan en equipos de medición. El mayor problema que pueden generar es el de la contaminación y el hecho de que personal de distintas áreas de la Universidad pueda tener acceso a esa fuente de radiación.

Tal y como explican estas fuentes, la gestión de algunos de estos residuos depende de la propia Universidad mientras que otros son gestionados por la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), que los deposita en El Cabril.

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