El Carmen Blanco recupera su color.
Como si de una persona enferma se tratase, el equipo médico se encuentra en estos momentos a la espera de reunir los resultados de las pruebas y los análisis para prescribir con exactitud el proyecto a seguir. Los doctores son los arquitectos Javier Gallego Roca y Guillermo Sánchez Galdó -dirigidos por Rafael Moneo- y el paciente no es otro que el Carmen Blanco de la Fundación Rodríguez Acosta.
Gallego Roca, catedrático de Restauración de Arquitectónica de la Universidad de Granada, utiliza el símil del paciente para explicar el actual estado de la intervención que se va a acometer en el emblemático edificio: Primero hay que estudiar bien cuáles son las patologías que lo afectan antes de elaborar un anteproyecto que contemple una actuación integral.
Tras siete semanas cerrado al público para mejorar sus instalaciones, desde hoy se pueden contemplar ya algunos de los cambios. El centro estrena hoy temporada con una selección de trabajos de José María Rodríguez Acosta y su habitual exposición de pinturas, exvotos ibéricos y piezas de arte, pero habrá que esperar todavía para ver los resultados de la restauración integral. En este sentido, Gallego Roca adelanta que este trabajo podría estar listo para finales de 2007, porque ya hay algunos estudios concluidos y otros que están ultimándose. Con los resultados de estos estudios los tres arquitectos trazarán las líneas de actuación del grupo de profesionales que acometerá la restauración, un equipo multidisciplinar que afronte desde todas las perspectivas una intervención integral de estas características.
A punto de cumplir el centenario de vida, la Fundación Rodríguez Acosta ha decidido rehabilitar el Carmen Blanco que alberga su sede como una de las iniciativas que se enmarcan en el programa de captación de recursos Proyecto XXI: a través de socios protectores se trata de salvaguardar y poner en valor lo que hoy es uno de los conjuntos monumentales e histórico-artísticos más importantes del patrimonio de la ciudad.
Para el catedrático de la Universidad de Granada, el Carmen de las Torres Blancas es la mejor obra de arquitectura española de una cierta tendencia modernista. Es clara la influencia en él de la Secesión vienesa como Otto Wagner o Josef Hoffmann.
Pero, además, el edificio es el autorretrato de una determinada persona (José María Rodríguez Acosta) por medio de una construcción, como lo definió el crítico de arte y amigo del pintor Juan de la Encina. Recuerda Gallego Roca que cinco arquitectos intervinieron en esta obra abierta -entre ellos nombres como Teodoro Anasagasti o el conservador de la Alhambra, Modesto Cendoya-, pero se puede concluir que estuvieron limitados a dar respaldo técnico a las ideas del cliente, verdadero artífice del edificio.
El espíritu que él insufló al Carmen de las Torres Blancas es el que el equipo de arquitectos va a intentar mantener. Además, Gallego Roca recalca que la restauración no tratará de dejar el edificio como nuevo, algo que para el arquitecto es contrario a una buena restauración. Los edificios deben conservar las huellas del paso del tiempo. Lo que hay que eliminar son las patologías que provocan la degradación del edificio.
Aunque sin los resultados de los estudios previos todavía es pronto para decir en qué va a consistir la intervención, sí se pueden vislumbrar algunas de las intervenciones de este proyecto integral. Por una lado, se reformarán las canalizaciones de albercas y fuentes, ya que el agua -apunta Gallego Roca- es el mayor enemigo de la conservación de monumentos.
Los materiales pétreos son otros de los grandes afectados. El arquitecto restaurador afirma que la originalidad, como la antigí¼edad de los materiales, es un factor de belleza, así que sólo se intervendrá en el sentido de evitar las patologías que provocan el deterioro piedra, para lo que se deben programar muy bien los procesos de limpieza. Igual ocurrirá con los muros del carmen. A nadie le gustaría ahora una Venecia repintada, afirma Gallego Roca estableciendo un paralelismo con la situación de la sede de la Fundación Rodríguez Acosta.
Los jardines -que tanta importancia tienen en un edificio que, como pocos, sabe lograr una íntima conjunción entre lo arquitectónico y lo natural, en palabras de Gallego Roca- son otra de las piezas fundamentales de la restauración del carmen. Actualmente ya se han realizado los levantamientos fotograméticros, y se están ultimando los estudios de jardinería y paisajismo, materiales, geología, de estructuras o de elementos muebles.
Además de la importancia de la recuperación de un edificio símbolo de la modernidad arquitectónica y emblemático para Granada, Gallego Roca asegura que este proyecto tiene también mucha repercusión científica porque, se sabe mucho de la restauración de piedra y ladrillo, pero poco de la restauración en cemento y técnicas constructivas modernas.
Aun así, su problemática no es diferente a la de la arquitectura de otras épocas. Indudablemente el carmen pertenece a la noción de monumento -sentencia el catedrático- y esto obliga a la conservación y transmisión de su imagen en el tiempo. En este caso, concluye el arquitecto, tenemos que actuar en edificio hecho con unos materiales que responden al lenguaje constructivo del siglo XX, y en España no hay experiencia en la conservación de edificios modernos, aunque sí en Europa.
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