El Ayuntamiento revisará los olmos y conservará los que no corran riesgo de caída
Los vecinos apoyan la nueva decisión municipal
M.J.ANGUITA
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granada. La tala masiva de los olmos siberianos de la Avenida de la Constitución anunciada por el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, hace una semana puede quedar en una medida menos agresiva. El gobierno municipal ha dado un paso atrás y se plantea ahora la posibilidad de mantener en pie los árboles que no corran peligro. Todo dependerá de la decisión de un técnico del Ayuntamiento de Granada y de otro experto que para la ocasión ha contratado el equipo municipal.
Este cambio de postura fue comunicado ayer por el alcalde que sorprendió a todos con el anuncio de que someterá otra vez a estudio las especies de la Avenida de la Constitución. La medida se produce un día después de que otro experto, en este caso el conservador del Jardín Botánico de la Universidad de Granada, José Tito Rojo, apuntó en declaraciones a este periódico que entre veinte y treinta olmos podrían sobrevivir.
Fue hace justo una semana cuando el mismo Torres Hurtado dio por perdidos los 80 olmos de la Avenida de la Constitución ante el grave riesgo de caída que entrañan. El máximo representante municipal basó su decisión en un informe del profesor de Botánica de la Universidad de Granada Manuel Casares que alertaba de la poca estabilidad de los árboles, tanto que les lleva a convertirse en un peligro para la seguridad de los viandantes. Por si no fuera poco, Casares también incidía en el hecho de que los olmos siberianos, que se plantaron hace 30 años, están al final de su ciclo vital y no son una especie idónea para el suelo de la Avenida de la Constitución.
No tardaron, en cambio, en surgir las reacciones de los partidos políticos en la oposición y de los colectivos sociales. En menos de dos días 3.000 granadinos firmaron para conservar los olmos. Por su parte, la asociación Granada Histórica elevaba la tala a otros organismos y solicitó la intervención de la Fiscalía y del Defensor del Pueblo Andaluz. Los vecinos del distrito Beiro, por su parte, tampoco permanecieron ajenos a la polémica y anunciaron guardias para evitar que la sustitución por sorpresa de la masa arbórea de la Avenida de la Constitución pudiese ser talada.
Y, pese al aluvión de críticas, la postura del Ayuntamiento hasta ayer ha sido inamovible. El alcalde se ha limitado a resaltar la gravedad de mantener los olmos por el riesgo que suponen para los ciudadanos y a solicitar al resto de partidos políticos que actuasen desde la responsabilidad.
Pues bien, la marcha atrás protagonizada por el equipo de gobierno ha coincidido también con una subida de tono de las declaraciones de los responsables municipales. Así, tanto Torres Hurtado como su concejal de Urbanismo, Luis Gerardo García-Royo, pusieron en tela de juicio la legitimidad de las protestas y se preguntaron ayer por las reacciones de los mismos partidos políticos y colectivos sociales ante las talas que se han producido en el entorno de la Alhambra y el Generalife en los últimos años. Ambos informaron que en los últimos años el Patronato de la Alhambra ha cortado 294 especies.
Ahora queda por saber cuántos olmos podrán salvarse de la tala, si bien no es menos cierto que García-Royo apuntó que los que presentan mejores condiciones sólo durarán unos diez años. Y es que en el trasfondo de esta polémica el gobierno municipal mantiene la poca idoniedad de plantar esta especie arbórea en espacios urbanos. No en vano, y después de la recomendación de Manuel Casares, el concejal de Urbanismo aportó ayer un informe del Ayuntamiento de Barcelona de 2005 en el que ordena eliminar todos los olmos que se encontrasen en cada nueva obra que se lleve a partir de entonces en la ciudad Condal. Y no fue el único ejemplo que expuso. También aludió a la intervención de similares características que el gobierno local de Córdoba llevó a cabo en la capital de los califas hace tan sólo dos años.
Y, una vez más, volvió a insistir en que el gran problema de los olmos se encuentra en quesus raíces no han podido crecer porque carecen del espacio suficiente para hacerlo ya que cuando se plantaron no se les dio la profundidad que requieren. Tampoco pasó por alto el hecho de que muchas de las especies no gozan de buena salud. De hecho, el experto botánico consultado por el Ayuntamiento advirtió en su informe de que la mayoría tiene síntomas de pudrición interna.