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EEES: parada biológica

– EEES: parada biológica.

YA es tarde para pensárnoslo mejor porque, para bien o para mal, los políticos europeos, grandes académicos ellos, nos han lanzado al Espacio Exterior -¡perdón, digo Europeo!- de Educación Superior (EEES) sin más contemplaciones y sin apenas debate perceptible. Se ha hecho de una manera muy lógica (para ellos): primero, el posgrado (que ya está en marcha); después, el grado (obligatorio a partir de 2010). En mi barrio empezar por el fin equivale a ir de culo, pero Bolonia sabrá lo que hace con nosotros… y el resto de la Europa que suscribe el nuevo ordenamiento de enseñanza universitaria.

Afortunadamente para la Universidad de Granada, tenemos una larga y muy rica experiencia en programas de intercambio con universidades extranjeras -bastante más que la mayoría de universidades españolas- y, a la vista de las intenciones expresadas por el nuevo equipo rectoral, los programas de movilidad para alumnos y profesores se incrementarán en un futuro próximo. Nada que objetar y todo que aplaudir.

Por otro lado, resulta menos inquietante esta intensa europeización de la universidad española que se aproxima -con el posible riesgo de desenfocar otras áreas con vínculos tradicionales con nosotros, como el Mundo Árabe y América Latina- que el vacío continuado de preparación humanista en todos los campos. El único énfasis que se vislumbra en la futura universidad europea inspirada en Bolonia está puesto en afinar habilidades -hablar inglés, trabajar en equipo, saber resumir- pero poco más.

He escuchado muchas perlas últimamente (y las que me esperan) inspiradas en la filosofía del EEES que viene. Por ejemplo, en un tribunal -de posgrado, precisamente- el año pasado, un miembro del tribunal, perplejo por la orientación del trabajo que tenía que calificar, se preguntó: ¿Pero el humanismo cómo se puede cuantificar?. Y se quedó tan pancho.

A favor del EEES en su configuración actual hay que decir que contribuirá a que las fronteras caigan. Gracias a la formación de graduados superiores perfectamente intercambiables, dotados todos con las mismas habilidades, todos hablando un buen inglés para poder explicarnos por qué suben los precios pero los sueldos no, podremos sentirnos cada vez más europeos, pero sin las habilidades intelectuales para comprenderlo.

La universidad mercantilista y deshumanizada que propone Bolonia ya está a punto de ponerse en marcha en todos sus niveles. Estoy cada vez más a favor de poner en marcha una sana táctica pesquera: la parada biológica, porque mucho me temo que el EEES convertirá la universidad pública en una parada neuronal.
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