El próximo viernes se celebrará en más de 300 ciudades europeas la denominada Noche de los Investigadores (Researchers’ Night), actividad promovida por la Comisión Europea y que en Andalucía se va a desarrollar con un conjunto de actividades simultáneas en todas las universidades andaluzas y en diferentes centros de investigación como el CSIC, todo ello coordinado por la Fundación Descubre. En la Universidad de Granada las actividades ofrecen unas 60 mesas de investigación que se realizan en la Facultad de Ciencias, el Palacio de la Madraza, el Centro Andaluz de Medio Ambiente, el Hospital Real y en diferentes lugares de la Ciudad de Melilla.
Los equipos de investigadores que se han ofrecido a participar recibirán a todos los ciudadanos que se hayan inscrito y les explicarán brevemente qué tratan sus trabajos de investigación y responderán a las preguntas que les realicen. Los interesados podrán conocer temáticas tan diversas como las técnicas forenses, los fósiles de la ciudad, el origen de los terremotos, las acequias de Granada, el mal de la piedra, el origen de las estrellas, etc, etc. En definitiva un inmenso esfuerzo por acercar la Ciencia al ciudadano medio, a pie de calle. Por supuesto que les animo a que acudan.
Esta página de Ciencia Abierta lleva unos meses intentando, humildemente, transmitirles algo de conocimientos científicos desde un departamento universitario que tiene la «esquizofrénica» tarea de convivir entre los campos de conocimiento de las Ciencias Experimentales (ya saben Biología, Física, Química, etc.) y las Ciencias de la Educación que se sitúan en el campo de las Sociales y Humanidades. Con este pequeño problema en nuestro curriculum académico voy a tratar de explicarles por qué los científicos salen a la calle a mostrar sus trabajos.
Tienen, tenemos, varias razones. La más inmediata, seguro que ya lo pensaron, es la grave crisis económica en que vivimos y que se refleja en los profundos recortes en los presupuestos asignados a la investigación. El I+D+i se está quedando sin los signos de sumar, al contrario todo está siendo menos. La viñeta que muestro es una de las muchas imágenes de humor, algo negro, que se pueden encontrar en la red y que dibujan la crisis. Digamos que la situación es coyuntural, es previsible que al salir de la crisis (algún día) las inversiones se recuperen pero sin duda el daño sufrido es inmenso puesto que la investigación científica tiene tiempos largos y la recuperación será muy lenta. Resulta, en definitiva, que la economía es una de las principales razones por la que ya hace años, antes de la crisis, los científicos vieron la necesidad de explicar a todos sus conciudadanos lo que realizaban en sus laboratorios. La Ciencia es cara, la investigación puntera que se cristaliza en nuevos materiales o medicamentos necesita de mucho dinero, y en España y en casi toda Europa ese dinero es básicamente dinero público. O sea que tenemos que explicarles a nuestros ciudadanos que su dinero se invierte en cosas interesantes, en resultados que pueden mejorar su salud, su coche, su calidad de vida en general. Y que los impuestos que pagan son bien utilizados.
Una segunda razón es menos materialista y más propia de autoconfianza, de autoimagen. Los científicos quieren demostrar que no son seres raros, asociales, encerrados en sus laboratorios, enfrascados entre fórmulas, tubos y aparatos extraños, en definitiva romper con ciertos estereotipos que novelas, cómics y películas vienen transmitiendo desde hace décadas. Mostrarse a la ciudadanía, hablarles en un lenguaje simple, presentar ejemplos accesibles de su trabajo, contar algunas de las razones que les llevaron a elegir sus estudios, narrar las dificultades que encuentran, relatar sus historias de vida en encuentros informales, referir sus esperanzas vitales; todo ello son formas de indicar que hacer ciencia no es nada «paranormal» y que la ciencia es una actividad humana perfectamente normal.
Al mostrarse «normales», la comunidad científica pretende también animar a los jóvenes a que elijan en sus estudios las disciplinas científicas. Tenemos aquí una tercera e importantísima razón para desplegar acciones como la noche de los investigadores o como la Semana de la Ciencia que se desarrollará en los próximos meses. La comunidad científica ve con preocupación, no sólo que los investigadores tengan que marcharse al extranjero por falta de dinero, sino que además la elección de carreras científicas cada vez tiene un menor predicamento entre los jóvenes y en particular entre las mujeres. En este último caso, ya hemos comentado algo en estas páginas. Los investigadores quieren que los jóvenes se acerquen a ellos y aprecien que la ciencia es atractiva, útil, interesante, divertida; podemos pasar una noche con ellos, tomar un café, una copa y hablar de ciencia.
Llegados a este punto es muy posible que algunos miembros de la comunidad científica comiencen a rechinar un poquito los dientes. El trabajo de la Ciencia tiene unas características propias que en ocasiones les dificulta la tarea de llegar al gran público. Son muchos los centros de investigación que realizan actividades de divulgación para escolares, aunque lo de «divulgar» crea no poca polémica entre los científicos. En la imagen se muestra un dibujo de un escolar que visitó un centro de investigación y se le pidió que ilustrara su visita. Tenemos a niños y niñas bien sentaditos. No tocar, parece estar diciendo. Y es que divulgar el conocimiento científico no es fácil, no hay unanimidad en cómo ni en quién debe hacerlo; pero esa es otra historia que si el presupuesto me lo permite les comentaré otro día…be continued, que dicen en los más famosos seriales.