Científicos de la Universidad de Granada han confirmado que la inyección de un anestésico local o de toxina botulínica (bótox) en una serie de puntos de la musculatura pericraneal y del cuello -denominados gatillo- reduce la frecuencia de las crisis de migraña en los pacientes con esta enfermedad.
Los investigadores granadinos han logrado, además, identificar la ubicación de estos puntos gatillo, cuya activación desencadena crisis de migraña, y la relación de éstos con la duración de la enfermedad y la severidad de la crisis.
Este trabajo es uno de los estudios que, simultáneamente, ha elaborado Juan Miguel García Leiva, investigador del Instituto de Neurociencias Federico Olóriz de la UGR, y dirigido por la profesora Elena Pita Calandre.
En el primer trabajo, los científicos estudiaron sujetos sanos y pacientes diagnosticados de migraña con cualquier frecuencia de crisis al mes. Comprobaron las diferencias en la existencia o no de puntos gatillo -que en muchos pacientes tras la exploración les desencadenaba una crisis- y su localización. Esta investigación descubrió que los puntos gatillo aparecen en un 94% de pacientes con migraña y sólo en un 25% de sujetos sanos y que las localizaciones de los puntos gatillo más habituales en los pacientes fueron la zona temporal anterior y la suboccipital, ambas a nivel bilateral, de la cabeza. Además, hallaron una correlación positiva entre el número de puntos que presenta el paciente, las crisis mensuales que padece y los años que dura la enfermedad.
García Leiva advierte de que este sistema «no se trata de un tratamiento de primera elección para gente con migraña, sino que únicamente puede aplicarse en pacientes con migraña crónica que han probado varios tratamientos con resultados poco o nada alentadores y que muestran sensibilidad periférica en su musculatura».