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Cerámica única para el 475 aniversario de la Universidad de Granada

Cerámica única para el 475 aniversario de la Universidad de Granada

Un inglés que daba de comer a reyes

I. GARCÍA
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Fragmentos de la historia de Sevilla tendrán un lugar en el aniversario de uno de los centros con más historia de Granada. La Universidad cumple 475 años en 2006 y para celebrarlo el Hospital Real, sede del rectorado, albergará una exposición única en España: la colección de cerámicas históricas procedentes del Museo Pickman de Sevilla. Esta muestra fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 1996 y actualmente es propiedad del Estado. Algunas razones para tal consideración son que en 1871 la fábrica de cerámicas del inglés Pickman fue designada como proveedora oficial de la Casa Real, así como los premios y menciones obtenidos en múltiples exposiciones internacionales de finales del XIX y aún en la actualidad. Recientemente sus piezas han obtenido galardones en México y Frankfurt.

La exposición que llegará a la ciudad en febrero del año próximo puede ser la más grande que hayamos realizado debido a las dimensiones del crucero del Hospital Real, afirma Carlos Bayarri, director del museo sevillano. Los granadinos podrán disfrutar de más de 200 piezas de gran valor artístico, ya que todas están decoradas a mano. En su mayoría pertenecen al siglo XIX aunque también hay ejemplares de las primeras décadas del XX, en lo que será un resumen de una trayectoria de más de 160 años elaborando piezas de cerámica. Pero la cronología no es el criterio que se sigue para organizar la muestra. Es el estilo.

Según Bayarri predominarán los estilos renacentista y romántico, propios del gusto decimonónico y que se diferencian por los motivos representados; mientras que en el romántico predominan las escenas de amor, el renacentista prefiere temas clásicos, que serán posiblemente los que mejor encajen en el edificio donde se exhibirán. Las piezas más recientes se recrean en el costumbrismo andaluz.

Los clientes de Pickman formaban parte de una burguesía muy acomodada, reconoce el director del museo y comisario de la exposición. De hecho, el inglés escogió Sevilla para ubicar su fábrica de cerámica por su situación estratégica en Andalucía oriental, donde en esa época (1840) vivían muchos ingleses que hacían dinero con la minería o las bodegas. Luego vendrían las visitas y los encargos de la Casa Real española –algunas de las piezas que se expondrán en Granada pertenecieron a la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII–. Y también la proyección internacional con la participación en las ferias de muestras que se celebraban a finales de siglo.

¿La cerámica de Pickman sería el reflejo del gusto de la burguesía de esa época? Bayarri coincide en este punto y reconoce que los modelos de la fábrica marcaban tendencia. Hoy pasa lo mismo, las personas que están bien situadas crean un estilo que los demás intentan copiar. En esta línea, uno de los detalles destacados de la exposición en Granada será el montaje de una mesa real que mostrará el lujo de poner la mesa con una vajilla Pickman. Un gran mural formado por platos permitirá ver la evolución en los diseños de una vajilla que también servía para comer.

Otros platos presentes en la exposición, y donde sin embargo no se comía, son los tarjeteros, bandejas de grandes dimensiones que se colocaban en la entrada de las casas para que las visitas depositaran su tarjeta, en una época donde los actos sociales eran continuos. Pasear por la muestra servirá también como clase de antropología de las costumbres burguesas.

En muchas ocasiones se desconocen los artesanos responsables de elaborar estas pequeñas obras de arte de destino tan exclusivo. La producción industrial rara vez entiende de autores, y los trabajadores que decoraban a mano las piezas de Pickman eran empleados de la empresa que casi nunca firmaban. Rescatar del olvido a los creadores de objetos disfrutados por la realeza y expuestos ahora en todo el mundo es una de las tareas de los actuales responsables de la empresa.

La llegada a Granada de la exposición surge de la colaboración entre los responsables del museo sevillano y miembros de la Facultad de Farmacia, que viene motivada por las investigaciones sobre el paradero de Cristóbal Colón llevadas a cabo por el equipo de José Antonio Lorente y Miguel Botella. Para sus análisis genéticos y antropológicos necesitaron estudiar los restos del hermano del navegante, Diego, que había sido sepultado en el antiguo monasterio de Santa María de las Cuevas, sede original de la fábrica de cerámica. Con el tiempo la industria se trasladaría a las afueras de Sevilla, donde todavía sigue produciendo pequeñas obras de arte domésticas.

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