Un psicólogo de la UGR coloca carteles en la calle para encontrar consumidores esporádicos de la droga y analizar sus efectos en el sistema cognitivo · Pagará veinte euros por dos sesiones de 45 minutos
El cartel, cerca de la Puerta de Elvira, llama la atención. Viene a decir que se buscan consumidores esporádicos de cocaína para una investigación y que se les compensará por su participación con veinte euros.
La página web a la que remite (www.cocainagranada.es) deja igual de intrigado. «¿Consumes cocaína los fines de semana?», pregunta. Y añade: «Si consumes y tienes entre 18 y 35 años, puedes ganar veinte euros de forma sencilla y participar en una investigación universitaria. Tus datos serán tratados de forma anónima y confidencial».
¿Pero qué tipo de experimentos son éstos? ¿Por qué se anuncian en la calle? ¿Hay algo ilegal o raro detrás de todo?
La misma página aporta un número de móvil en el que contesta Manuel Ruiz, psicólogo y jefe de la investigación, con la que está haciendo su tesis doctoral. Aclara de entrada que es cierto lo que pone la web: el proyecto está respaldado por la Universidad de Granada y también por la de Leiden, en Holanda. Se busca a unos treinta consumidores esporádicos (entre uno y cuatro gramos a la semana) con los que se realizarán, por separado, diversas pruebas en el laboratorio de la Facultad de Psicología.
Y también aclara por qué ha puesto los carteles en la calle y no ha acudido a asociaciones tipo Proyecto Hombre. «Busco consumidores recreativos, lúdicos. Allí no cumplen con esos criterios».
El objetivo es determinar en qué medida meterse cocaína de forma esporádica influye en el sistema cognitivo, y en concreto en la producción de lenguaje.
Esa es sólo una parte de su tesis, en la que ya ha invertido tres años. La primera fase la realizó en Holanda, donde es legal el consumo de una droga llamada khat que, al igual que la cocaína (y el speed, cuyas consecuencias también abordará), es un estimulante del comportamiento que puede afectar a largo plazo en el lenguaje y la memoria del consumidor, aunque no sea un adicto en el sentido estricto.
«El concepto de adicto está algo anticuado. Adicto es el que deja de trabajar o da de lado a la familia por la droga, pero no lo es el consumidor ocasional y sin embargo sí padece efectos como la pérdida de memoria o de atención y disfunciones en el lenguaje», explica.
En el caso del khat, Manuel Ruiz publicó los resultados de su estudio en una revista científica y la principal conclusión es que, en los consumidores esporádicos, dañaba el sistema de control inhibitorio de la conducta. «Por decirlo con un ejemplo claro: ese sistema es el que te hace frenar cuando ves un semáforo en rojo. Esos consumidores tardan más en reaccionar».
Un aviso a navegantes: lo primero que se le hace al aspirante es una prueba de saliva para determinar si es consumidor esporádico o habitual, o si no es ni lo uno ni lo otro y llega movido por los veinte euros. «También les hacemos un cuestionario para saber cuándo consumen y cuánto. No creo que por ahora se nos haya colado nadie que no se adapte al perfil que buscamos», concluye Ruiz.
En cuanto a la Universidad, una portavoz dejó meridianamente claro que su comportamiento es del todo legal y está avalado por el comité ético. Si se pagan 20 euros a los voluntarios es para compensar por los dos viajes que habrán de hacer a la Facultad de Psicología para las dos citadas sesiones.