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Basti, imperio de las civilizaciones

el viajero apasionado por bárbara alcalde

Basti, imperio de las civilizaciones

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La ciudad de Baza cuenta con una gran riqueza monumental que hoy queda a los ojos del viajero como un testimonio preciso del paso de pueblos milenarios por su término municipal. La cultura ibérica ha dejado como recuerdo algunos vestigios de la Baza Íbera y Romana, algunos de los cuales se pueden contemplar en su museo local y en el conjunto arqueológico de Basti, declarado Bien de Interés Cultural.
Para los curiosos que deseen ampliar su ruta turística es recomendable también una visita por el casco histórico bastetano, así como a la zona de la Medina y los arrabales, bautizados como Al-Hedar por los árabes pero conocidos por los lugareños actualmente como barrio de Santiago. Los baños árabes de Marzuela, que datan del siglo XIII, o la iglesia mudéjar de Santiago son algunos de los nombres que destacan también entre los restos que se conservan del paso de los árabes. El visitante tampoco puede obviar uno de los lugares emblemáticos de Baza, el Palacio de los Enriquez, del siglo XVI, la única villa de campo renacentista catalogada en Andalucía.

La ruta propuesta comienza en la ciudad Ibero Romana de Basti. Para llegar hasta este enclave el visitante debe dirigirse hacia la salida Granada Este, en dirección al hospital comarcal, y desviarse en el primer paso elevado a la altura del área de Servicio El Pelao por un camino rural. Unos 500 metros más adelante, el visitante ya estará en pleno cerro Cepero, lugar sobre el que antiguamente se alzaba la ciudad Ibero Romana de Basti, declarada junto a sus dos necrópolis Bien de Interés Cultural en el año 2003.

Esta ciudad, que se encuentra parcialmente enterrada, comprende una superfície aproximada de siete hectáreas y está situada de forma estratégica en el Cerro Cepero. Desde Basti también se divisan los dos cementerios o necrópolis ibéricas y hacia el oeste se sitúa el cerro Santuario, elevación en la que apareció la Dama de Baza. La otra necrópolis, bautizada como Cerro Largo, se caracteriza por el hallazgo de otra figura emblemática, el guerrero de Baza.

Según explica Lorenzo Sánchez, arqueólogo director de una campaña de trabajos arqueológicos que pretende recuperar este legado histórico, los bastetanos, con la ciudad de Basti como su capital, ocuparon como etnia ibérica un territorio similar a lo que hoy conocemos como Andalucía Oriental.

Algunos datos indican que esta ciudad no se fundó en la época ibérica, ya que hay constancia de que existía como núcleo urbano en los siglos VIII y IX a.c. No obstante, la fase principal de ocupación se produjo entre los siglos V a.c y III d.c, y pervive de forma residual hasta la época del alto medievo, más o menos hasta el siglo IX d.c.

Este lugar fue de vital importancia durante la época de los visigodos ya que se convirtió en una de las ciudades fronterizas. Durante la penetración de Bizancio en el mediterráneo occidental ocupó una posición estratégica en la confluencia de tres caminos naturales que comunicaban la costa mediterránea, el sureste de la meseta y la alta Andalucía a través del valle del Guadiana Menor.

En la ciudad de Basti se conserva parte de la muralla ibérica, la planta completa de una casa romana y una fuente pública –también llamada nimfeo– que debió estar decorada con una hornacina desde la que salía agua. Otros vestigos son los edificios públicos romanos, entre los que se encuentran unas termas con la clásica estructura de tres salas –piscina de agua caliente (caldarium), templada (tepidarium) y fría (frigidarium)–, un templo romano y los aledaños del foro de la ciudad. El visitante también puede observar parte del sistema de canalización para las aguas residuales que alimentaban la ciudad.

Dejando atrás Cerro Cepero, el viajero se dirige hacia las necrópolis de Cerro Santuario y Cerro Largo donde podrá ver los restos de tumbas romanas. Concretamente en la ciudad cementerio de Cerro Santuario verá la zona donde se produjo el hallazgo de la Dama de Baza, en el año 1971, durante el desarrollo de unas excavaciones dirigidas por Francisco Presedo. Desde entonces, en esta zona no se ha realizado ningún trabajo arqueológico. La necrópolis excavada a principios de los años 70 contiene más de 170 tumbas del siglo IV a.c., en las que nuestros antepasados realizaban enterramientos con un ajuar muy variado, desde urnas que guardaban las cenizas del muerto hasta objetos del difunto.

Bajo el título Iberismo y romanización en el área nuclear bastetana la ciudad Ibero Romana de Basti iniciará este verano la segunda campaña de trabajos arqueológicos dirigidos por el profesor de arqueología de la Universidad de Granada, Andres Adrcher y por Lorenzo Sánchez , un proyecto de estudio que ya obtuvo en el 2004 subvenciones de Cultura y que cuenta con seis años de vigencia prorrogables. Los trabajos se han centrado en la documentación, limpieza y propuesta de intervención en los restos de la ciudad ibero romana que integra una gran variedad de elementos históricos.

Los investigadores trabajan también en otros proyectos que se han previsto para complementar este rico enclave arqueológico, como es el diseño de un centro de interpretación que se situaría a pie de yacimiento, tomando como referencia el centro que se está construyendo en el cerro de las cabezas, en Valdepeñas.

Después de la visita al conjunto arqueológico, el viajeró se dirigirá al museo de la localidad, que está ubicado en un edificio renacentista de la Plaza Mayor.

El museo de Baza consta de tres plantas y según explica su director, Lorenzo Sánchez, la visita debe realizarse en orden cronológico. En primer lugar, la sala dedicada a la Prehistoria, en la que se encuentran piezas del neolítico y la edad de cobre procedentes de la Sierra de Baza, un lugar que fue uno de los focos originales de la metalurgia en Europa. La siguiente sala abarca el periodo más conocido; la cultura íbera, que se instaló en la península entre los siglos VI y II a.c. Aquí encontramos una de las cuatro réplicas exactas de la Dama de Baza que el museo de arqueología nacional realizó a principios de los años 80. Los bastetanos fueron el único pueblo ibérico que enterraba a sus muertos dentro de estatuas huecas después de quemarlos, ésta es la función que tienen dos de las piezas más representativas de la cultura ibérica de toda España, la Dama y el Guerrero de Baza, ( siglo IV -II a.c), una estatua funeraria que representa a un personaje de la aristocracia guerrera que contiene un hueco utilizado para contener las cenizas del muerto. Finalmente la tercera sala 3 traslada al viajero hasta la época romana, a la ciudad ibero-romana de Basti.

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