Antes, incluso la izquierda en España era muy conservadora
El accitano Carlos Asenjo tiene un amplio repertorio de escritos. Basados casi todos en hechos históricos. Además de ser Doctor de la Universidad de Granada, es miembro de la Real Academia de la Historia. En el campo novelístico ha biografiado a personajes como Aben Humeya o Pedro de Mendoza -fundador de Buenos Aires-. Ahora presenta su último trabajo sobre la guerra civil.
Pepe torres
ESCRITOR. Carlos Asenjo Sedano, autor del libro Y volvieron al paso alegre de la paz.
MAXIMINO VERA
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Granada. Sentado frente a un periódico y mirando hacia la Gran Vía de Colón desde su casa, este funcionario y profesor se siente detective cuando investiga entre viejos documentos, para encontrar esos hilos que le ayudarán a escribir un nuevo trabajo o un nuevo libro. Entre tantos otros documentos novelados o propiamente históricos, se ha inclinado a escribir por su tierra natal como La Última Nobleza y Heráldica de Guadix, o estrictos relatos como Judit. En este nuevo libro relata el antes y después de la guerra civil de una familia aristocrática afianzada en antiguas costumbres fosilizadas.
–¿Cuál es el secreto para poder crear una novela con tanto fondo histórico?
–No es un secreto, meterte en archivos es fundamental, me daban la llave y si entraba a las dos de la tarde salía a las dos de la mañana, es una actividad que engancha mucho. De un documento te ibas a otro buscando conexiones, aprendes bastante y encuentras historias muy interesantes para después usarlas.
–Pero usted no empezó como historiador.
–Empecé a estudiar comercio por su funcionalidad, allí te enseñaban mecanografía, entre otras tantas cosas útiles, era una forma de encontrar una salida rentable, ya sea trabajando en un banco o en algún otro sitio, después se creó Ciencias Económicas como carrera universitaria y se transformó un poco.
–¿Cómo fue el cambio a la historia?
–Tenía desde pequeño una gran afición a la lectura sobre todo de libros de índole histórica divulgativa, además de saber leer latín, que eso ayuda bastante. También tenía mucha costumbre de leer documentación de los siglos XVI y XVII, se me solía dar con mucha facilidad ese tipo de cosas.
–¿Cuáles fueron sus comienzos como escritor?
–Empecé a escribir a partir de los trabajos que me mandaban en la facultad, al comienzo como obligación, pero poco a poco me gustaba y escribía más literario que histórico.
–Lleva en Granada desde hace unos veinte años, pero ha escrito varias veces de Guadix.
–Me gusta el Guadix de antes, calles sugerentes, románticas, con ecos históricos, estática en la historia como por un hechizo que la hacía mas sugerente. Ya no me gusta tanto porque ahora es como otras tantas cosas, coches, motos. Hasta hace unos cuarenta o cincuenta años se veía cómo habría sido hace unos siglos, era un libro de aprendizaje, tierras, palacios. Ahora hasta los nombres de muchas calles no dicen nada.
–¿Y de Granada qué es lo que más aprecia?
–Granada tiene una estructura muy hermosa y atractiva, tiene una gran arquitectura estática, sobre todo del siglo pasado hacia atrás, los cinturones y toda esas cosas nuevas. Es igual a las demás ciudades, no cambia demasiado a Barcelona o a Madrid, por lo demás toda la parte del centro con calle Elvira o las callejuelas de la zona de la catedral, así como el Albaicín es perfecta, sólo la Gran Vía rompe la armonía. En el centro la arquitectura era más popular y con un resultado fascinante, todo el mundo preparaba sus casitas y las hacía únicas.
–Además es profesor, ¿también por vocación?
–Antes había un convenio del Estado con la Iglesia, con el que la diócesis podía crear escuelas independientes de la universidad y en concreto para carreras como Magisterio, de esa manera me propusieron para el puesto por la tarde ya que yo en esa época era funcionario para el Estado como director de tesorería. También es cierto que se ganaba un buen dinero pero sobre todo era para ocupar esas horas libres que tenía por la tarde.
–Usted es miembro de la Real Academia de la Historia.
–Gracias a Domínguez Ortiz, el cual era profesor de instituto, y me imagino que me leería por mis artículos o de las columnas que escribía en otro periódico, la cosa es que me propuso para la Real Academia hace 25 años.
–¿Cómo empezó con la literatura?
–El tema literario es más relajante, muchas veces se crean historias a través de lo que encuentras en archivos o de anécdotas que te cuentan o tú mismo vives, como es en el caso de este libro que se titula Y volvieron al paso alegre de la paz.Si estás empapado de las historias de los archivos es mas fácil, como en las biografías que escribí sobre Aben Humeya o Pedro de Mendoza, conquistador y fundador de Buenos Aires, en ABC Albar me publicó tres números sobre una de mis biografías porque era un libro literario respaldado con conocimientos históricos, gracias al manejo de la época y las costumbres.
–¿Profesor, historiador o escritor?
–Escritor, sobre todo de biografías, cuando vas siendo mayor te llama más la atención la biografía porque con ella conoces gente, como a Napoleón, además algunas son alardes de conocimiento. Hace 200 o 300 años eran biografías endebles pero del siglo XX en adelante son verdaderas obras de gran prestigio no sólo histórico sino literario, aunque de joven me gustaba más la novela.
–En su nuevo libro surgen ideas de su infancia.
–De niño vivía en Guadix y mi casa estaba a pocos metros del cuartel donde había fuertes enfrentamientos entre los dos bandos. Allí ganaron los republicanos y mataron a todos los guardias civiles, pero mi libro habla sobre todo de una familia aristocrática muy metida en las costumbres antiguas y fosilizadas en la sociedad estamental, con una profunda devoción a la monarquía y a la religión, intentan sobrevivir en recuerdos marchitos cuando surge la guerra civil.
–Usted habla de una familia de una ciudad andaluza.
–Casi todas las historias surgen de la capital, así como todas las versiones de esa época y quería dar una versión de un lugar periférico. Trato de la preguerra y posguerra con referencias de historias, tanto personales como de otras personas para crear la historia con ciertos adornos literarios. También describo cómo era la forma de pensar de la época, un ejemplo está en los dos hermanos de la historia, uno de ellos el mayor está predestinado a heredar todo y por eso le meten en el ejército, aunque era cojo y más tranquilo y el hermano pequeño que era el más seductor, más vivo y despierto lo meten en la iglesia, preparado para un cargo de obispo. Así era la época y la nobleza, el mayor era mejor para el obispado y el menor para el ejército.
–El palacio encantado que sale en su obra también es real.
–Es un palacio donde yo estuve, en el libro es un caserón palaciego que por la extravagancias de la familia aristocrática era conocido como el palacio encantado. Es común encontrar este tipo de palacios en muchos sitios andaluces.
–En esta época ha cambiado todo bastante.
–Los que han hecho ese cambio posible han sido los medios de comunicación, sobre todo la televisión, a partir de la aparición de la televisión la sociedad ha tenido una evolución más rápida y diferente. Antes, en la época de Y volvieron al paso alegre de la paz, incluso la izquierda era conservadora, no se mataba a las mujeres por las ideas de la época y a los homosexuales, tanto unos como otros, les atacaban. Es ahora cuando esas diferencias son un poco más marcadas, la sociedad ha sufrido un cambio increíble, la televisión nos ha traído pensamientos nuevos, algunos del extranjero, otros que ya estaban pero no surgían.