Alumnos virtuales
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LA Universidad de Granada cuenta con aproximadamente seiscientos alumnos matriculados en la doble titulación de Administración y Dirección de Empresas y Derecho. Se supone que son la élite de ambas Licenciaturas, la crema de nuestra Universidad. Unos alumnos que, como el resto, pagan sus matrículas, sus seguros escolares y sus precios administrativos (no una, sino hasta cuatro veces), asisten a clase, preparan sus exámenes, estudian, realizan trabajos … pero en realidad, sólo son alumnos virtuales.
Lo son, porque no pueden escoger las asignaturas optativas a las que tienen derecho, y el resto de universitarios sí pueden; porque no pueden disfrutar de una beca Erasmus para estudiar en el extranjero, y sus demás compañeros sí la obtienen; porque por muy buenas notas que acrediten no conseguirán una beca de colaboración o investigación, y los universitarios reales sí; porque no tienen la posibilidad de realizar unas prácticas en empresas, y los otros sí la tienen; porque no pueden acudir los exámenes de diciembre para aprobar sus asignaturas cuando cumplen con los requisitos, y los demás lo hacen; porque para concluir el primer ciclo de sus estudios, tienen que aguardar hasta llegar a sexto curso, mientras los otros chicos y chicas lo consiguen como es natural, al finalizar tercero.
¿Me pueden explicar ustedes qué son entonces esas 600 criaturas si no son alumnos reales de la Universidad de Granada? ¿Qué son si no son alumnos de la Licenciatura de Derecho, de la de Administración y Dirección de Empresas, o de las dos? ¿Me pueden explicar por qué cuando llevan cuatro años cursando las asignaturas que se establecen en el programa de sus licenciaturas la Universidad les dice que esas asignaturas no les valen para nada? ¿Me pueden explicar cómo un estudiante puede finalizar sus estudios si no puede matricularse en las asignaturas que tiene que realizar?
Yo no puedo explicárselo a ustedes, y ustedes seguramente tampoco a mí, pero la Universidad sí que puede. De hecho se lo ha explicado a estos estudiantes y la razón que les ha dado, para cinco años ya de caos absoluto, es que todo el despropósito se debe a un problema informático. Así de simple.
Aunque no lo crean, efectivamente todo se debe a un problema informático; pero no crean ustedes que es un problema informático cualquiera. Es un problema informático que se conoce desde hace ya cuatro años; un problema que, según la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, llevan dos cursos pidiendo que se arregle; un problema que a la Universidad de Granada, le ha supuesto un beneficio espúreo de unos 43.000 euros aproximadamente en pagos de tasas repetidas que han salido de sus bolsillos. Un problema en suma, que a estos alumnos virtuales les va a obligar a quedarse un añito más en la Universidad de Granada
Y digo yo: ¡Con lo fácil que era realizar las matriculas en papel de antaño! Señores, la tecnología está para hacernos la vida más cómoda y fácil pero, si no cumple su cometido, está de más.