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La Universidad de Granada coloca 175 ‘picas en Flandes’

El Crucero Bajo del Hospital Real de Granada ha sido este jueves el escenario de la toma de posesión de los 175 últimos docentes que pasarán a formar parte del personal docente investigador de la Universidad de Granada (UGR), al menos, hasta nueva orden. El Gobierno ha congelado las oposiciones y la ley va a limitar las reposiciones de las plazas a un 10%. Si acceder a la cátedra o a la plaza de profesor titular ha sido siempre un hito, este año es, además, un éxito ‘in extremis’.

El acto ha sido presidido por el rector de la UGR, Francisco González Lodeiro, con la participación del vicerrector de Ordenación Académica y Profesorado, Luis M. Jiménez del Barco Jaldo, y la secretaria general, Rossana González.

González Lodeiro ha resaltado «la gran calidad de los recursos humanos de la facultad» en una profesión, la de docente, que «nunca termina, porque nunca termina el deber para con los estudiantes».

Este jueves las caras de satisfacción entre quienes juraban o prometían su cargo eran más que elocuentes. Atrás quedan años de esfuerzo y sacrificio, de quitar tiempo a la familia, de estudio, de publicaciones y victorias y de fracasos.

Alberto Zafra ha pasado diez años dedicado a la investigación en la empresa privada. Desengañado de la universidad, abandonó el camino docente, «pero esto es vocacional y no se pasa», comenta, así que volvió para conseguir su plaza de profesor. A partir de ya enseñará química analítica con todas las de la ley.

José Manuel Jiménez es, desde este jueves, profesor titular de biología molecular. Asegura que la sensación es de «haber llegado por los pelos, tras quince años luchando por conseguirlo».

En total, la Universidad cuenta desde este jueves con 60 catedráticos y 115 profesores titulares más. Promoción o estabilización de la situación laboral. Ambas cosas son para celebrarlo por todo lo alto. Primero ha sido necesario lograr el doctorado y, después, que ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) dé el visto bueno al currículum. A partir de ahí les ha esperado a todos ellos una oposición que, a fecha de hoy, ya no se convoca.

En las bancadas del crucero del Hospital Real, 175 historias tan iguales como diferentes. Apellidos de largas sagas docentes junto a otros que reflejan distintas nacionalidades que dan cuenta de la multiculturalidad de la sociedad de hoy en día. Y una carrera de fondo sin meta fija. Porque detrás de cada clase hay un nuevo reto, porque cada alumno es una oportunidad, porque cada publicación supone un desafío, porque cada promoción que sale a la calle representa la satisfacción del deber cumplido.

En un momento en el que el modelo universitario está en tela de juicio, las tasas suben, los universitarios bajan, la investigación se recorta y los sueldos, en el mejor de los casos, se estancan, 175 hombres y mujeres han logrado poner ‘una pica en Flandes’.

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