La cocaína que se vende en Granada tiene una pureza en torno al 20-25%, pero los pequeños traficantes (camellos) la adulteran para obtener más cantidad y por ende más beneficios de su venta. Esta afirmación se desprende del análisis de estas sustancias, con las que trabaja el Centro Provincial de Drogodependencias, realizado en laboratorios de la Universidad de Granada, que colaboran, a su vez, con la unidad antidroga de la Policía.
Los científicos de la UGR también han descubierto que la cocaína es adulterada para su consumo final con sustancias que pueden ser muy perjudiciales, si ésta es inhalada o inyectada, como pueden ser azúcares como glucosa, lactosa o manitol, analgésicos locales como procaína y lidocaína y otros muchos más perjudiciales como polvos de talco, harina, anfetaminas, quinina e incluso heroína.
La forma más habitual de consumir cocaína es a través de su inhalación por la nariz por medio de un tubo y su posterior pasaje al torrente sanguíneo a través de las membranas nasales.
En Granada, la cocaína empieza a consumirse asociada al ocio nocturno y el perfil de la persona que se inicia en el consumo de cocaína, es el de un estudiante de entre 14 y 16 años, según los últimos estudios estadísticos que maneja el Centro Provincial de Drogodependencias de la Diputación de Granada y corroborados por la Asociación de Ayuda Contra la Drogadicción.
El consumidor de cocaína, normalmente, no comienza a consumir en su etapa de formación superior, sino que, según todos los estudios realizados, generalmente ya son consumidores cuando llegan a la universidad.
EFECTOS, RIESGOS Y CONSECUENCIAS
Consumir cocaína de forma prolongada provoca un aumento significativo de la frecuencia cardiaca, la presión arterial, el ritmo respiratorio y la temperatura corporal. Disminuyen el apetito y el sueño y se dilatan las pupilas.
Esta droga genera en las personas estados continuos de alerta, sensación de euforia y confianza en sí mismos, aunque varía según el nivel de tolerancia de cada individuo.
En lo inmediato, una dosis levanta el ánimo, aumenta el rendimiento físico, la energía y la capacidad de concentración, mientras que por el contrario baja la sensación de cansancio y fatiga.
El efecto de una raya de cocaína dura una media hora aproximadamente. Lo que puede llevar a personas, con trastornos de autocontrol, a consumir importantes cantidades y con mucha frecuencia y en poco tiempo.
El uso compulsivo, puede dar lugar a una dependencia física o psicológica y al correspondiente síndrome de abstinencia por ausencia de la sustancia. Este síndrome se caracteriza por el desarrollo de complicaciones para dormir, ansiedad, depresión y desorganización en la vida laboral y familiar. Los consumidores habituales desarrollan miedos, paranoias, alucinaciones y tienden a irritarse con facilidad y a comportarse de forma antisocial y agresiva.
Tras consumir fuertemente durante una noche, por ejemplo, y dormir, al despertar se tiene sensación depresiva, agitación, ansiedad y paranoias.
A nivel orgánico, el consumo de cocaína a medio y largo plazo provoca convulsiones o incluso infartos del miocardio. También como consecuencia de la inhalación y su gran poder vasoconstrictor y anestésico local, provoca la destrucción y perforación del tabique nasal.
¿SOY O NO DROGADICTO?
Una de las dificultades primarias en el sujeto cocainómano, que se encuentra la Asociación de Ayuda contra la Drogadicción, es lograr que se ponga en tratamiento. En muchos casos, éste es uno de los aspectos más difíciles. A menudo los sujetos que abusan o dependen de la cocaína niegan o minimizan la extensión de su problema, con el viejo cuento de -Tranqui colega que yo controlo-.
Lorena, una de las chicas cocainómana rehabilitada, entrevistada por GranadaDigital, nos da un dato significativo y nos comenta que «desde que comienzas a consumir, hay una barrera que cruzas, y sólo te das cuenta cuando consigues dejarlo, mucho antes de padecer el síndrome de abstinencia. Cuando sales de marcha, o estás de fiesta o de fin de semana y el cuerpo te pide una rayita… estás metida hasta las trancas» y añade que «al principio puedes engañar a tu familia, a tu pareja o a tus colegas, pero al final se te cae el castillo de naipes y descubres que eres lo más bajo del ser humano, una persona capaz de engañar a todas las personas que quieres y te quieren, por la puta coca», sentencia Lorena. –Ojos llorosos y expresión de arrepentimiento.
PROBLEMAS SOCIALES
La UGR ha llegado a la conclusión, con su estudio, de que hay una repercusión enorme en el rendimiento neuronal de un estudiante. Los desarrollos neuronal y mental que se requieren, no solamente para estudiar, sino para desarrollar luego una profesión quedan afectados de forma directa, es decir, el sistema neurológico resulta totalmente afectado.
Sin embargo, los estudios y análisis realizados por el Centro Provincial de Drogodependencias han demostrado que las personas que habitualmente son consumidores de cocaína, en la mayoría de los casos, tienen su vida normalizada. Estos estudios además, advierten de que está cambiando el perfil del cocainómano, antes, generalmente, eran personas que venían de niveles de vida desestructuradas, pero hoy se están iniciando personas que consumen frecuentemente y que vienen de niveles de vida mayores, tanto cultural, como de empleo. El 35% tienen su trabajo normalizado.
Por tanto desde la Diputación de Granada informan a los jóvenes de que antes de iniciar un proceso de consumo de droga, hay que tener dos minutos de reflexión, pensando que hay otras alternativas de diversión para pasarlo bien, mucho más saludable y satisfactorio que el consumo de droga. (díptico informativo)
LA LEY
El Código Penal, aprobado por la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre regula en su capítulo III del título XVII del Libro Segundo los delitos contra la salud pública donde se castiga como delito el cultivo, la elaboración y el tráfico de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas, así como en general, cualquier otra actividad (incluida la posesión) que tienda a promover, favorecer o facilitar el consumo ilegal de unas y otras.
El indicado texto legal mantiene, a efectos de aplicación de las penas de hasta 20 años y multas de hasta un séxtuplo del valor económico final de la droga.
Así lo establece el código penal en su artículo 368, unido al 369 que trata de las circunstancias agravantes, como la venta o incitación a menores o disminuidos psíquicos, o traficar en centros docentes.