quinto aniversario de los atentados del 11-S en Nueva York
Gómez Oliver, catedrático de Historia Contemporánea: “No se está haciendo el esfuerzo por separar el mundo musulmán del terrorismo islamista”
11/09/2006 – 18:47
F. Gordillo
La mañana del 11 de septiembre de 2001 la tragedia acabó con la vida de más de 3.000 personas pero, cinco años después, las consecuencias de los atentados se están cobrando su saldo en vidas en una serie de “acciones preventivas” que no están logrando más que incrementar la tensión internacional. GD estuvo hablando sobre las consecuencias de los atentados con Miguel Gómez Oliver, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Granada.
¿Cómo afectó y está aún afectando el 11-S a la estructura del mundo?
Primero hay que recordar algunas cosas. EL 11-S es el primer atentado que, históricamente, se realiza en territorio norteamericano desde Peral Harbour, y estaba en Hawai. Eso nunca había ocurrido y el pueblo norteamericano no se lo podía esperar y creó una gran conmoción, tanto en EE. UU. como en el resto del mundo. La reacción entonces fue de reforzar la seguridad, pensar: “estamos en peligro y todo lo que huela a fundamentalismo islámico es peligroso”. Han sido políticas movidas a defenderse por una reacción de miedo y de carácter unilateral.
EE.UU. es el centro del imperio desde la caída del muro de Berlín y sus decisiones influyen en el resto del mundo. Al Qaeda representa una menaza terrorista difusa en que los terroristas están dispuestos a inmolarse. Esto es rechazado por los occidentales. Es otra racionalidad, lo más peligroso y para lo que menos preparados estamos que es el fanatismo religioso. Es como cuando íbamos a las cruzadas, pero ocho siglos después.
EL OTRO SE HA CONVERTIDO EN SOSPECHOSO
Desde una forma teorizada hay una mayor tendencia a ver el mundo musulmán como “el otro, el sospechoso” como aquel con el que hay que tener cuidado. Esto lleva, desde mi punto de vista, a no hacer el esfuerzo por separar el mundo musulmán del terrorismo islamista. Al ser difuso tendemos a pensar que todos son enemigos y eso hace que el mundo musulmán “se sienta agredido”. Lleva a unas enormes dificultades de entendimiento.
Este paso que se está dando, lo inició ya la Yihad, donde el mundo occidental es el enemigo, pero no es desde el conjunto del mundo musulmán. Nosotros entendemos entonces que todos son terroristas y ellos que todos nosotros somos agresores. Las políticas europeas en ese sentido están subordinadas a EE.UU. Hay poca iniciativa europea para llevar a cabo una política propia eficaz, aunque lo ha intentado.
Hay que tener en cuenta que el proceso de globalización no es único. Nosotros tenemos la CNN y ellos Al Yazira, esa es también su forma de globalizar e de ver el conflicto.
Ha mencionado antes Las Cruzadas. ¿Estamos ante una repetición de la historia?
Para los cristianos anteriores era una Guerra Santa argumentada teológicamente. Jerusalén era un territorio sagrado y por ello se acabó con los derechos individuales. Nosotros los francos, el mundo cristiano se sentía obligado a recuperar los santos lugares, con lo cual “teníamos derecho” por ser un pueblo elegido. Igual que después ha hecho el pueblo judío con la reivindicación de Israel y, desde este punto de vista no hay racionalidad posible. Aquel mundo de Las Cruzadas no es el siglo XXI, pero es un antecedente de comportamiento colectivo. La diferencia fundamental es que en estos ocho siglos se produjo la Revolución francesa, donde se instituyeron los derechos fundamentales de hombres y mujeres, de la ciudadanía individual democrática.
Esto en el mundo árabe no se ha producido por tres razones fundamentales. Primero porque todos los pueblos árabes y los países islámicos han sido colonias europeas, por lo que los europeos han sido amos, no iguales. Por otra parte, cuando han accedido a la independencia, no han creado finalmente gobiernos democráticos en su mayoría. Por último, desde el punto de vista económico, buena parte de los países árabes son grandes suministradores de petróleo y, por primera vez Europa es energéticamente dependiente de unos países que pueden darle la espalda y considerarlos enemigos.
¿Cómo prevé el futuro según el panorama que ha dibujado?
No soy profeta pero creo que el futuro sólo es gestionable con decisiones políticas colectivas, hay que desarrollar decisiones. Para pensar en un futuro más pacífico y seguro hay que entender que los conflictos existen y que se resuelven no con actos terroristas y acciones bélicas, sino por la cooperación, por ponernos en lugar del otro, por la política y la diplomacia.
Luego hay que hacer una segunda cuestión, si es que nos lo creemos, que es otorgar a la ONU la capacidad real de resolver los conflictos para que no haya decisiones unilaterales desde ningún país. La Alianza de Civilizaciones no me parece ninguna tontería si se asume que los países son distintos pero iguales en dignidad y capaces de entenderse de igual a igual y se respetan todas las culturas y valores. El mundo no es ni blanco ni negro, hay una amplia zona de grises. Los árabes islámicos en Europa ni pueden hacer cosas como ejercer violencia contra las mujeres. Realmente ni aquí ni allí. Pero sobre todo que ni ellos son un país de conquista por sus recursos petrolíferos ni nosotros somos el pueblo a reconquistar desde la antigua al-Ándalus
Esto, o se resuelve desde la fuerza de la razón en lugar de la razón de la fuerza, o este será un siglo de desastres.
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