ECONOMÍA Y POLÍTICA – Sociedad y Cultura 16/02/2005
La guerra por los restos de Colón
Pablo Abad
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Publicado: 08:00
Sevilla y Santo Domingo conservan restos atribuidos al Almirante, una situación que los científicos esperan resolver mediante un análisis de ADN, algo que han rechazado hasta ahora los dominicanos.
El equipo de investigadores españoles que está estudiando los supuestos restos de Colón conservados en la catedral de Sevilla debería haber realizado ayer y anteayer un esperado viaje a Santo Domingo, el otro lugar que afirma conservar los verdaderos restos del Almirante.
Este viaje estaba planeado para que los científicos abrieran la urna donde se guardan, comprobaran su estado y los depositaran posteriormente en otra urna aislante construida con elementos disecantes, a fin de frenar el deterioro sufrido por los huesos.
Primer paso
Un viaje que se interpretaba como un primer paso para conseguir que las autoridades dominicanas autorizaran un análisis del ADN de los restos, algo que ya se está haciendo en Sevilla pero a lo que se ha negado repetidamente la República Dominicana. Sin embargo, muchos medios informativos anunciaron que los investigadores españoles –un equipo liderado por el director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada (UGR), José Antonio Lorente– se preparaban para estudiar el material genético de esos huesos y determinar así en qué lugar se conservaban los verdaderos restos de Colón.
Las autoridades dominicanas no parecieron tomarse muy bien esta posibilidad. “El objetivo de la visita de los expertos españoles se limitaba a examinar los restos de Colón, para que emitieran observaciones sobre su estado de conservación, pero nunca se habló de practicarles análisis genéticos a las osamentas”, señalaba Andy Mieses, gobernador del Faro a Colón. Este malentendido provocó la cancelación del viaje. La ministra de Cultura dominicana también señaló que “cualquier investigación sobre los restos de Colón que incluya el ADN tendrá que tener una contrapartida de expertos dominicanos, en caso de que se determine utilizar este método”.
Así las cosas, las esperanzas de que 2005 sea el año en que se aclare el enigma parecen esfumarse. De momento, lo que sí han podido asegurar los investigadores españoles es que no se descarta que los restos que se conservan en Sevilla sean los reales. El mal estado de los huesos sólo ha permitido analizar el ADN mitocondrial del Almirante, es decir, el que se hereda por vía materna. Esta información genética coincide en principio con la de Diego Colón, hermano del Descubridor, aunque los resultados son todavía parciales y preliminares, como señala Lorente.
Descarnamiento
También ha sido un apoyo a esta hipótesis el hecho de que se descubrieran en los restos marcas de descarnamiento, una práctica propia de la época para personas de elevada alcurnia, como es el caso de Colón en el momento de su muerte. Un médico, cuchillo en mano, retiraba toda la carne de los huesos, lo cual era una medida higiénica cuando el cadáver debía trasladarse en un viaje a cierta distancia.
“Hay que tener en cuenta que los supuestos restos de Colón son poco más de 150 gramos de huesos. No hay ni uno solo completo, son fragmentos de prácticamente todo el esqueleto. Indudablemente, se trata de un varón de entre 50 y 70 años de edad, un sujeto de tipo mediterráneo, robusto y de talla mediana”, indica Miguel Botella, antropólogo forense de la Universidad de Granada, que ha participado en el estudio.
Santo Domingo, un gran mausoleo
La República Dominicana custodia los supuestos restos de Cristóbal Colón en un gran edificio construido por el presidente Balaguer a comienzos de los años 90, conocido como Faro a Colón.
Se inauguró el 6 de octubre de 1992, en el marco de las celebraciones del Quinto Centenario del Descubrimiento de América y los restos del Almirante se trasladaron ese mismo día desde la catedral de Santo Domingo hasta el mausoleo erigido en el crucero del edificio. Cinco días más tarde, Juan Pablo II celebró aquí una misa, momento a partir del cual esta gran construcción se convirtió en uno de los reclamos turísticos más importantes de la zona.
Las personas que han podido acceder a los restos que se conservan aquí afirman que su estado de conservación es bastante malo y que sufren un deterioro importante por las altas temperaturas y la humedad. Por eso, distintos investigadores han pedido reiteradamente que se permita el análisis de los huesos, ya que dentro de unos años su situación podría hacerlo imposible.
Sevilla y los restos de la catedral
La capital andaluza mantiene que los verdaderos restos del Descubridor se encuentran en la tumba que se conserva en la catedral de la ciudad. Estos huesos habrían llegado aquí después de un largo periplo. La nuera de Cristóbal Colón, María de Toledo, trasladó los restos del Almirante a Santo Domingo y los depositó en la catedral. En 1795, tras la cesión de la isla a Francia, se condujeron a la catedral de La Habana, desde donde se trajeron de vuelta a España en 1898 después de la pérdida de Cuba.
Desde entonces reposan en la catedral hispalense, o al menos eso se creía, pero en 1877 se encontró en Santo Domingo una caja funeraria rotulada con el nombre del Almirante y que contiene numerosos huesos, que algunos investigadores consideran auténticos. Desde entonces se mantiene la polémica acerca de la verdadera localización de los restos de Colón. Algunos historiadores incluso mantienen que estos pudieron repartirse entre Sevilla y Santo Domingo.
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