ECONOMÍA Y POLÍTICA – Sociedad y Cultura 04/05/2005
Aumentan las muertes por la enfermedad de las ‘vacas locas’
A. Gómez. Madrid
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Publicado: 08:00
El temor a las vacas locas vuelve con la noticia de la primera víctima en Holanda, un país en las que el riesgo teórico es bajo. Esta muerte pone de relieve que la amenaza persiste.
El goteo de muertes por la variante humana de la enfermedad de las vacas locas sigue, lento pero constante. Ayer, las autoridades sanitarias holandesas anunciaban su primera víctima: una joven de 26 años, que permanecía ingresada en el Centro Médico Mesos, en Utrecht, desde principios del mes de abril. Dos meses antes, Japón hacía oficial el fallecimiento de otro joven; el pasado 24 de noviembre el gobierno galo reconocía su novena víctima; y el día 11 del mismo mes, las autoridades irlandesas admitían su primer afectado por la nueva variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (nECJ). Desde 1996, cuando los científicos obtuvieron la primera evidencia de que la enfermedad de las vacas locas podía pasar al hombre, 170 personas han fallecido. Reino Unido registra el mayor número de casos (155), seguido de Francia, Canadá, Estados Unidos, Italia e Irlanda.
Caso holandés
Según el portavoz del ministerio de Sanidad holandés, Bas Kluik, la mujer podría haber contraido la enfermedad por comer carne de ganado, ya que no había recibido ni transfusiones de sangre ni un trasplante de órganos. La noticia ha causado cierta sorpresa en Holanda porque las estimaciones sanitarias apuntaban a que eran muy bajas las posibilidades de que hubiese personas afectadas por la enfermedad de las vacas locas, ya que sólo se han registrado 77 reses con encefalopatía espongiforme bovina (EEB) hasta 1997, fecha a partir de la cual la carne de vacuno holandesa está libre de riesgo. Kluik ha tranquilizado a la población, pero ha reconocido que no se puede descartar que haya más afectados.
Este nuevo caso pone de manifiesto lo que muchos especialistas advirtieron hace cinco años: dado el largo periodo de incubación de la enfermedad, de entre diez y veinte años, “estaremos en ascuas durante la próxima década”, destacaba Gonzalo Piédrola, catedrático de Epidemiología de la Universidad de Granada. Del peligro pocos países se escapan, como afirmó Paul Brown, del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos: “Cualquier país que haya registrado casos de EEB es susceptible de tener algún caso en los próximos 10 años”.
En España, desde el año 2000 y hasta julio de 2004 se identificaron 474 reses con la EEB, según los datos del Ministerio de Agricultura, aunque el Sistema Español de Vigilancia Epidemiológica del la ECJ, dependiente del Ministerio de Sanidad y Consumo, no ha recibido la notificación de que en nuestro país se haya producido algún afectado por la nECJ.
Teniendo en cuenta que para desarrollar la enfermedad es necesario, además de haber estado en contacto con productos del animal enfermo, ser portador de una determinada mutación genética, que tiene el 30% de la población, Jesús de Pedro, director de la Unidad de Vigilancia de la ECJ estima que en los próximos años podría haber en nuestro país unos 20 enfermos. El Ministerio de Sanidad ha reiterado en diversas ocasiones que España no ha importado sangre ni hemoderivados de Reino Unido antes de que se hiciera pública la epidemia de las vacas locas y que se adoptó una normativa de seguridad un año año antes de que la Unión Europea dictara una normativa comunitaria, que es la que ahora rige en nuestro país. A pesar de estas precauciones, las autoridades sanitarias no descartan que en el futuro pueda haber españoles afectados “entre los que hayan estado viviendo en Reino Unido y hayan podido comer carne infectada”.
Los argumentos oficiales son tranquilizadores, pero una noticia aparecida el pasado 1 de marzo no deja de provocar cierta inquietud: dos de los fallecidos en Francia por la nECJ habían donado sangre, que luego se empleó para la fabricación de medicamentos que recibieron 50.000 personas, según un estudio publicado en el país galo.
El goteo de noticias sobre la enfermedad de las vacas locas pone en entredicho las prediciones de diversos científicos que en 2001 veían el fin de la epidemia. En octubre de ese año, investigadores del Centro de Higiene y Medicina Tropical de Londres decían en Science que la epidemia en Reino Unido se encontraba en su cénit. Un mes después, la misma revista publicaba un trabajo de un grupo de científicos franceses y británicos en el que cifraban en 200 el número final de casos del mal de las vacas locas, frente a los 136.000 que se preveían para Gran Bretaña. Sólo faltan 30 casos para que se cumplan los cálculos
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