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Empresarios nocturnos afirman que el garrafón es una leyenda urbana

la movida nocturna, a debate en la comarca

Empresarios nocturnos afirman que el garrafón es una leyenda urbana

europa sur
comarca. Jóvenes reunidos en la zona del Palenque, en La Línea de la Concepción, en una imagen de archivo

El Gobierno no es insensible al problema

R. MONTES
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algeciras. Empresarios nocturnos consideran que el garrafón es una leyenda urbana; es decir, una fantasía alimentada por un rumor que circula por la sociedad. Para propietarios de bares y discotecas de la comarca, los jóvenes tienden a acusarles de vender bebidas alcohólicas adulteradas con el objetivo de defender la práctica del botellón en la vía pública.
Mariano Grau, presidente de la Asociación de Bares y Discotecas de Algeciras, desmiente que se venda garrafón en la ciudad. Hay gente predispuesta a pensar que le estás engañando. No está acostumbrada a beber, abusa del alcohol y luego cree que la resaca es debida al garrafón, apunta Grau, que asegura no ser partidario de prohibir el botellón.

Sólo estoy en contra de que los jóvenes beban en la calle y la dejen luego llena de suciedad. Aún así prefiero no tener el botellón cerca de mi local, ya que acaba arruinándote, indica el portavoz de la asociación.

Mariano Grau sostiene que el sector está en crisis, ya que supone un alto coste abrir un local de ocio sólo varias horas durante dos días a la semana. Además, dice que muchos jóvenes sólo entran a escuchar música y usar el servicio. Sin olvidar que algunos deben cerrar en verano ante la predilección por los chiringuitos.

La opinión de los empresarios de la noche contrasta con la de muchos jóvenes de la comarca, que defienden la práctica del botellón por dos motivos: por el alto precio de las copas en los locales y porque consideran que en algunos de éstos sirven bebida de peor calidad a la que ellos compran.

Por supuesto que existe el garrafón en la comarca. Al día siguiente los efectos no son normales y éstos los provoca el alcohol de baja calidad. Soy partidario del botellón, siempre que no se moleste a los vecinos, ya que así evitas ser objeto de fraude. En algunos pubs he devuelto copas que olían a colonia, afirma Jorge Fernández, algecireño de 28 años y de profesión fisioterapeuta.

La polémica ha vuelto a surgir a raíz de un artículo de opinión publicado en este diario el pasado fin de semana, en la sección del Vivir Aquí, en la que se decía que había establecimientos en la comarca en los que se vendía garrafón, lo cual supone una estafa. Este medio se hacía eco así de un malestar muy extendido entre los jóvenes que frecuentan los bares de copas; así como del testimonio de dos jóvenes que han trabajado en la denominada movida nocturna.

Este diario no quería dar a entender que todos o la mayoría de los locales de la comarca vendan garrafón –de haber dado esta sensación desde estas líneas pide disculpas públicamente– pero sí quiso decir que la comarca no es ajena a este timo, instando a las administraciones a actuar.

Francisco Javier López, miembro de la empresa Diageo, distribuye bebidas alcohólicas a muchos establecimientos de Algeciras. Doy la cara por mis clientes, ya que las marcas que les vendo son de primera calidad, asegura López; que sin embargo aclara: No dudo de que siga habiendo gente que rellene las botellas, aunque creo que está práctica es minoritaria y está en declive.

El representante de Diageo cree que lo mejor para el sector es que la gente denuncie las posibles estafas ante la Oficina del Consumidor. Para López, la marca también sale perjudicada si un local la sustituye por otra de menos calidad.

Este medio ha contactado con dos jóvenes que han trabajado en la denominada movida nocturna, de dos municipios diferentes, y que confirman que el garrafón sigue presente. Si bien quieren permanecer en el anonimato, constatan que algunos locales tienen la oportunidad de adquirir bebidas perfectamente precintadas, ofertadas por proveedores de dudosa legalidad, a menos precio.

Algunos son conscientes de ello y, por lo tanto, son cómplices. Sin embargo, también se da el caso de empresarios que adquieren los lotes de botellas al mismo precio que las primeras marcas y luego les meten algunas botellas con menos años de envejecimiento y destilación, afirman los jóvenes.

El único oyente que dio ayer su opinión en un debate de la Ser, negó que existiera el garrafón. Para ello, se ampara en un informe de la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) realizado en 2002 en locales Madrid y Barcelona, fundamentalmente, en el que se afirmaba que las bebidas analizadas eran de primera marca.

Una cámara oculta realizada por Telemadrid hace dos años, por contra, aseguraba que más del 70 por ciento de las muestras era de alcohol de inferior calidad, basándose en un experto en cata.

El diario El Mundo publicó hace dos años un estudio de la facultad de Farmacia de la Universidad de Granada, en el que intentaba establecer nuevos índices de envejecimiento para garantizar la autenticidad de las bebidas alcohólicas.

El estudio se produjo cuando descubrieron una fábrica clandestina en la localidad de Jun (Granada). Las bebidas que la Guardia Civil incautó, según la normativa española estaban dentro de la ley, el problema era la falsificación y demostrarlo.

Este grupo de investigación granadino trataba de encontrar con su trabajo nuevos marcadores que demuestren de forma clara la diferencia entre bebidas alcohólicas realmente envejecidas y aquellas falsificaciones que imitan el tratamiento.

El problema es que al mezclar determinados compuestos el resultado puede ser muy parecido y en la mayoría de los casos no atentan contra la salud, pero sí contra el bolsillo de los consumidores. Y es que en algunas ocasiones estas redes ilegales suelen ser tan fuertes que llegan a vender sus productos incluso a grandes superficies. Un estudio que da fe de lo sofisticado de algunas falsificaciones.

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