– Galaxia editorial
Juan Domingo Argüelles
Como mirar a la luna
Como mirar a la luna. Confesiones a una maestra sobre la formación del lector (Barcelona, Editorial Graó, 2004), de Juan Mata, es como su mismo subtítulo ya lo anuncia, un libro vivencial. A través del relato y la reflexión cordiales, su autor nos habla de la experiencia práctica de la promoción y el fomento de la lectura, desde el oficio convencido de alguien que ha dedicado una buena parte de su vida a esta tarea, y que lo ha hecho con pasión, pero también con mucha inteligencia y no poca sensibilidad, virtudes que no es común encontrar reunidas en un oficio que se ha vuelto rutinario, moralista y sermoneador.
Libro didáctico y pedagógico, pero sin abusivo didactismo ni falsa pedagogía, Como mirar a la luna es tan cordial y tan inteligente que no parece que tenga la intención de enseñar nada, sino tan sólo el propósito de compartir una entrañable experiencia. Pero es precisamente este último propósito el que nos brinda la mejor enseñanza acerca del gusto de leer. Juan Mata estimula un diálogo con los que leen, con los que quizá puedan leer y, sobre todo, con los que promocionan y fomentan la lectura, esperanzados en que un día conseguirán el surgimiento de nuevos lectores.
El subtítulo promete una expectativa que cumple en todo momento: una exposición conversacional, con el mayor grado de amenidad. Y así el monólogo se convierte en diálogo con la cita y la referencia de testimonios y experiencias de profesores y promotores de la lectura.
Juan Mata es profesor de didáctica de la lengua y la literatura en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada y ha dedicado mucho de su tiempo y no poco de su esfuerzo no sólo a escribir y a hablar sobre la didáctica y la pedagogía de la lectura, sino también a trabajar intensamente con maestros, promotores, artistas, escritores y lectores en general, buscando siempre despertar al lector que muchos llevamos dentro sin saberlo, y reforzando también la afición lectora en aquellos que ya leen, a través de un programa (Elogio de la Lectura) que ha sido reconocido y distinguido por varias instituciones españolas.
A pesar de su gran amor por los libros, o quizá precisamente por ello, Mata huye de los dogmas y los clichés que abundan y sobrecargan el tópico, el tema de la lectura; este tópico, ya fastidioso, que incansablemente repite los mismos lugares comunes, la misma cantinela, las mismas exigencias, los mismos sermones, las mismas frases edificantes y las mismas noticias alarmistas que sumen a todo el mundo en un gran espanto (casi siempre falso) respecto de la escasa lectura, en un tiempo en que prácticamente cualquiera se siente obligado a preguntarse por qué (los españoles, los argentinos, los colombianos, los mexicanos, etcétera) leemos “tan poquito”.
El autor de Como mirar a la luna comparte el entusiasmo de leer, pero no impone ninguna idea preconcebida respecto de cómo se debe leer. Deja siempre abierta la puerta a la libre elección del gusto, pero revela todo el tiempo cómo ha sido su propia experiencia formadora de lectores.
“En todos los que aman los libros —le advierte Mata a su maestra, para que también los oigamos— palpita un prototipo de lector que intentan proyectar en los demás: los profesores en los alumnos, los padres en los hijos, los bibliotecarios en los usuarios. Pero debo prevenirte del riesgo de hacer de la apología de la lectura una especie de cruzada contra los infieles. Tu labor es compartir un don, no convertir a una fe.”
Como mirar a la luna es uno de los libros más estimulantes e inteligentes que se hayan escrito a propósito del gusto de leer.
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