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«Los datos de torturas pasado tanto tiempo, son difíciles de determinar»

«Los datos de torturas pasado tanto tiempo, son difíciles de determinar»

Nuestro país cuenta entre su comunidad científica, con uno de los más prestigiosos especialistas internacionales en identificación genética. Es, sin lugar a dudas, el profesor de la Universidad de Granada José Antonio Lorente una autoridad profesional reconocida en todo el mundo. Desde lugares remotos y distantes, su presencia y la de su equipo, es reclamada como garantía de profesionalidad. Casi entre en el trayecto Singapur-España, José Antonio Lorente, con un agenda muy apretada y ocupadísimo como siempre, responde amablemente a las preguntas formuladas por El Plural.

Almeriense de Serón y afincado en Granada, está frente del Laboratorio de Identificación Genética de dicha universidad. Goza de la máxima reputación internacional por sus investigaciones sobre los restos de Colón, las mujeres desaparecidas en Ciudad Juárez, los enterrados en fosas de la Guerra Civil o sus trabajos en el FBI. Es posible que los próximos restos que le esperen, sean los restos de Lorca o de los desaparecidos en Argentina. Su amplio trabajo no le impide aislarse: del todo: «Hablar con el padre, el hermano o el hijo de un desaparecido impresiona humanamente mucho más que tratar con los huesos de Colón», afirma.

Ante todo «médico»
Su hermano Miguel Acosta -también médico forense- es uno de los mayores expertos internacionales en violencia machista, y actualmente es Delegado del Gobierno central contra la Violencia de Género. José Antonio Lorente a pesar de la aureola mundial que le rodea, se considera sobre todo médico «en negrita, mayúsculas, cursiva y subrayado” y cree que de los restos de las personas “se aprende que todos pasamos, y que lo mejor que podemos hacer es ayudar a los demás y hacer que nuestro trabajo sea útil”. Esta es la entrevista que nos concedió.

J. A. Lorente: – Los problemas se derivan del estado de conservación de las muestras, donde hay dos factores que confluyen muy negativamente: el tiempo y el contacto directo de la tierra con los huesos. El ADN se destruye o degrada con el paso del tiempo, y además los restos de tierra (minerales, sales, alcalinidad o acidez del medio, etc.) tienen efectos muy negativos en el análisis del ADN: lo endentecen y encarecen enormemente, pudiendo incluso llegar a hacerlo imposible. Esto no implica en principio que se puedan producir fallos que lleven a identificaciones incorrectas, puesto que un buen experto es capaz de detectarlos; lo que sí puede pasar es que se queden muchos restos sin identificar.

El Plural: – ¿Cuánto tiempo puede durar el proceso en una identificación de este tipo y cuáles son los pasos a seguir desde la localización de la zona?

J.A.L.: – De modo general, el estudio del ADN de un hueso y su posterior comparación con el de familiares puede durar de 4 a 6 días. El problema es que si no salen todos los resultados tras el primer estudio, las fases que hay que repetir pueden conllevar 2, 3 ó hasta 6 días de nuevo, por lo que es un proceso muy lento. Sin embargo, he de decir que un buen experto es capaz de poder trabajar (depende de los medios que tenga) con 3 ó 4 huesos en paralelo. Desde que se identifica una fosa por primera vez, el proceso consiste en extraer con rigor los huesos de la misma (siguiendo métodos arqueológicos), su posterior estudio médico forense y antropológico, y finalmente el estudio de ADN y su comparación con muestras de referencia de familiares.

El Plural: – ¿Puede un profesional como usted, aislarse del contexto o situación histórica que concurren en los restos investigados?

J.A.L.: – Un profesional debe aislarse, aunque es difícil hacerlo al 100%. Sin embargo, los sentimientos como tales no influyen en la ciencia ni en el trabajo que se hace.

El PLural: – ¿La sensación personal es idéntica si se analizan los supuestos restos de Colón, los de un cadáver sin identificar encontrado recientemente o los de una fosa común de personas asesinadas en Argentina o en España por la dictadura de Videla o la guerra civil?

J.A.L.: – La sensación profesional, científica, es la misma, pero es obvio que los casos más cercanos afectan más. Hablar con el padre, el hermano o el hijo de un desaparecido impresiona humanamente mucho más que tratar con los huesos de Colón, independientemente de que la trascendencia mediática del análisis de los restos de Colón se sepa que es o va a ser mucho mayor que los de un desaparecido peruano.

El Plural: – ¿Se ha sentido especialmente involucrado en algún caso que le haya transmitido una especial sensación?

J.A.L: – Sí que ha habido casos (de la Guerra Civil española, de alguna de las mujeres desaparecidas en Ciudad Juárez, o de algunos casos de los detenidos-desaparecidos de Chile, por ejemplo), donde, al haber conocido y tratado con cierta profundidad a los familiares me ha hecho sentir más de cerca los casos, pero esto siempre desde un punto de vista personal. El trabajo científico, profesional, es igual en todos los casos, con mi equipo y de acuerdo a los protocolos que marca la ciencia.

El Plural: – Sobre la posible exhumación y análisis de los restos de García Lorca, se ha escrito que ciertas características morfológicas en la forma de su cabeza harían más fácil su identificación ¿Es cierto? ¿Qué datos o aspectos podrían al descubierto que hubiera sido torturado o maltratado antes de su muerte?

J.A.L: – Es bien cierto que el cráneo de García Lorca tenía una serie de características que no son comunes en la población, y ello podría facilitar su identificación, dependiendo de su estado (que esté íntegro) y de las características de otros cráneos que puedan aparecer junto a él. Sin embargo, creo que no es muy correcto “identificar plenamente”, en términos absolutos, por unas determinadas características vistas en las fotos. Los datos de torturas pasado tanto tiempo son difíciles de determinar, ya que al no quedar piel ni músculos (tejidos blandos), todo hemos de centrarlo en huesos y dientes. Algunas alteraciones (como múltiples lesiones o disparos) podrían confundirse con el ensañamiento en el momento de la muerte, que no es lo mismo. En general, múltiples lesiones y fracturas podrían ser compatibles con tortura, pero habría que valorarlo con mucha prudencia.

El Plural: – ¿Cree técnicamente posible, por los medios que se necesitarían y el tiempo que llevaría, hacer posible los propósitos del juez Baltasar Garzón en lo que respecta a las víctimas desaparecidas en la guerra civil española? ¿Hay suficiente número de profesionales para acometer esta ingente labor?

J.A.L: – Técnicamente es posible intentar cualquier cosa, científica y lógicamente no tiene sentido. Se necesitarían muchos años de trabajo, mucho dinero y muchos profesionales y al final el porcentaje de identificaciones positivas sería muy bajo en las fosas grandes. Creo que es necesario un trabajo profesional (historiadores y expertos en identificación) mucho más profundo de lo que hay hasta ahora. Con órdenes judiciales no se resuelve este problema.
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