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La paradoja de los ‘obesos sanos’ capta el interés médico

Este fenómeno de personas que, pese a superar con creces los kilos considerados saludables, no presentan factores de riesgo de enfermedad cardiovascular o diabetes, genera cada vez más interés médico.

«Es bien conocido que la obesidad se vincula a un gran número de enfermedades crónicas. Sin embargo, hay un subtipo de personas obesas que parecen estar protegidas de estas complicaciones», explica el doctor Francisco Ortega, de la Universidad de Granada (España).

Ortega es el autor principal de un estudio multicéntrico que ha seguido a más de 43 mil personas en diferentes países y parte de cuyos resultados publica la edición online del European Heart Journal.

«La investigación surge a raíz de un trabajo de revisión anterior en el que se describían las características de un grupo de gente llamados metabólicamente sanos, pero obesos. En ese artículo se describían muchos factores, pero no se mencionaba la posibilidad de que el estado físico en este grupo influyera en su mejor perfil metabólico», explica el doctor Ortega a El Mercurio.

Precisamente, la investigación -en la que también participan el Instituto Karolinska de Suecia y la Universidad de Carolina del Sur de Estados Unidos- se centra en la importancia del ejercicio para explicar esta paradoja.

Mediante diversos exámenes físicos y de rendimiento cardiorrespiratorio se vio que los obesos que realizan actividad física regular y, por tanto, son metabólicamente sanos, reducen de 30 % a 50 % su riesgo de morir por enfermedad cardiovascular o por cáncer, en comparación a un obeso tradicional. Además, el riesgo en el primer grupo no es significativamente diferente al de una persona con peso normal.

Aunque no implique una reducción de peso, «creemos que el ejercicio tiene una amplia y positiva influencia sobre los principales sistemas y órganos del cuerpo y, consecuentemente, contribuye a un estado metabólico saludable, incluso en personas obesas», dice Ortega.

Para el doctor Mauricio Fernández, cardiólogo de Clínica Alemana, estos resultados enfatizan la importancia de realizar actividad física para prevenir enfermedades cardiovasculares. «Existen personas delgadas sedentarias o que no tienen un nivel de ejercicio adecuado y que tienen un riesgo metabólico y cardiovascular mayor que un obeso que sí se ejercita», precisa.

El doctor Fernando Carrasco, jefe del Departamento de Nutrición de Clínica Las Condes, plantea que junto a la actividad física otros factores que pueden incidir en la mejor salud de estos obesos son la distribución y la cantidad de grasa corporal, en la que, tal vez, exista más masa muscular y menos grasa visceral (que se acumula sobre todo a nivel abdominal).

«En parte, podría estar determinado genéticamente, según las características del tejido adiposo que permite a algunas personas aumentar sus depósitos de grasa sin generar cambios inflamatorios que desencadenan otras patologías», aclara el experto.

No obstante, los especialistas concuerdan en que esta noticia no debe ser una excusa para los obesos. «La obesidad tiene otros efectos, como mayor riesgo de cáncer, de problemas osteoarticulares, apneas del sueño o colelitiasis (cálculos)», dice Carrasco.

Además, a largo plazo es posible que un obeso «sano» termine por desarrollar complicaciones metabólicas.

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