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Los colegios de la región registran cinco casos de acoso grave al mes
Un informe de la Junta revela que en los centros escolares de la comunidad se producen una media de 184 incidencias diarias
VÍCTOR M. VELA/ZAMORA
Los colegios de la región registran cinco casos de acoso grave al mes
Sánchez-Pascuala, Inés Monjas, el responsable de convivencia de la Generalitat y Carmen Pichardo./G. V.
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Los profesores piden más bajas por la tensión en las aulas
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Cada mes, los centros educativos de la región registran una media
de cinco casos graves de conflicto escolar que pueden ser tipificado como acoso, según los datos aportados por Fernando Sánchez-Pascuala, director general de Coordinación, Inspección y Programas Educativos, y que hizo públicos en el transcurso del curso Retos del mañana en el aula, organizado por la Universidad de Valladolid.
Esta tipificación de grave se refiere -según explica Jorge de Prada, profesor en el instituto Ramiro II de La Robla, en León- «a aquel que se repite durante mucho tiempo sobre una persona concreta a la que le lleva pegando y persiguiendo mucho tiempo. El acoso leve es el que se produce en un trimestre o en un curso y que se ataja y detecta a tiempo». José María Avilés, miembro del Observatorio para la Convivencia de Castilla y León por el sindicato STECYL, recuerda que «existe un problema, y es que no tenemos un baremo claro para determinar cuando un caso es grave y cuando no. En la última reunión del Observatorio, la consejería de Educación no especificó a qué se refiere y por eso solicitamos que se afine un poco más para saber si cuando hablamos de acoso es agresión, maltrato. Más que hablar de niveles de gravedad, tendríamos que empezar a ver la tipología de los comportamientos, porque es la mejor manera de afrontar este tipo de situaciones», comentó Avilés.
Tipología
Carmen Pichardo, profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Granada expuso ayer una tipología de las agresiones que pueden producirse dentro del aula y distinguió entre las físicas y las psicolgócias y aquellas que se producen de forma directa o indirectas en el escolar. Los problemas entre compañeros pueden traducirse en agresiones físicas, maltrato verbal, ocultación del material escolar, la adjudicación de motes o el vacío social.
La Junta aseguró que los colegios e institutos de la comunidad registran una media de 184 incidencias que se salen de los cauces habituales de la convivencia. Este volumen de incidencias, según Sánchez-Pascuala, «no es alto ni alarmante, teniendo en cuenta el número de protagonistas y de interacciones sociales que se producen a diario en los centros educativos de la comunidad». La mayor parte de estos incidentes (más del 92%) son comportamientos tipificados como leves.
En su mayoría se trata de interrupciones en el aula, cuchicheos y comentarios en voz alta que obligan al profesor a modificar el ritmo de las clases. El 7% fueron casos de violencia menos graves -fundamentalmente entre compañeros- y el 0,5% -esos 48 casos registrados el curso pasado- pueden etiquetarse como de acoso escolar. En el último ejercicio escolar se registraron 22 casos durante el primer trimestre, 14 en el segundo y 8 en el tercero.
Respecto a los últimos sucesos recogidos por lo medios de comunciación, Sánchez-Pascuala aseguró que «hay intencionalidad manifiesta de alarmar, con un tratamiento con falta de rigor. Existe una distorsión de los hechos y en ocasiones se presentan como acoso escolar casos que no lo son. Hay agresores que se venden como escolares cuando ni siquiera pertenecen a la comunidad escolar. Incluso los casos que aparecen en los medios de comunicación no son, ni de lejos, los más graves», comentó.
Inés Monjas, profesora de Psicología de la Universidad de Valladolid, también utilizó la palabra moda para referise al fenómeno y aseguró que «hay una buena convivencia en los centros escolares, pero no debemos olvidar que existe un determinado procentaje de problemas. El gran reto de los colegios es enseñar a convivir a los niños, prevenir los problemas y programar acciones de intervención directa cuando exista alteración de la convivencia».
De acuerdo con los datos recogidos por la Junta y facilitados por los colegios e institutos de la comunidad, el 52% de los centros registró algún tipo de incidencia durante el año pasado. En estos incidentes se vieron implicados 5.941 alumnos (del total de 363.000 estudiantes de la región) y, de ellos, 3.300 reincidieron en su commportamiento. El 64% de las incidencias se producen entre profesor ya lumno, en torno al 25% afectan a comportamientos entre estudiantes y el resto afecta a incidencias con objetos y destrozo de material.
Vigilancia de docentes
Sánchez-Pascuala destacó -como ya hizo hace dos semanas en un encuentro en El Espinar- que el número de incidencias leves han aumentado por la mayor vigilancia de los docentes, mientras que, en esa misma línea, han decrecido las agresiones graves y los casos que pudieran ser tipificados como acoso escolar.
Carmen Pichardo, profesora de la Universidad de Granada y ponente en el curso celebrado en la facultad de Educación afirmó que «muchos agresores no lo son solo en clase con sus compañeros, sino que suelen ser niños sin habilidades sociales que mantienen este tipo de comportamientos fuera de las aulas, con la familia, los compañeros o el mobiliario público». Incluso, aseguró que las agresiones entre compañeros crecen entre el 10% y el 20% fuera del recinto escolar. De ahí que reclame una intervención conjunta «que no dependa solo de la administración o del centro educativo, sino de las familias y el conjunto de la sociedad».
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