La encrucijada del Albaicín
Hace casi un mes, un grupo de personas que \’okupaba\’ un carmen abandonado en el barrio granadino del Albaicín fue desalojado después de que los vecinos denunciasen varios conatos de incendio, por las fogatas que se encendían para combatir el frío. En el barrio se acumulan, según un estudio de la Universidad de Granada, más de 2.200 viviendas vacías, que según los vecinos son reokupadas a los pocos días de que la Policía expulse al penúltimo grupo.
Hay anécdotas macabras, como la ocurrida en el edificio en la zona de la Carrera del Darro en 2008: murió un \’okupa\’, el resto se marchó , la policía acordonó el lugar, levantó el cadáver y los compañeros del difunto esperaron pacientemente a que se fuera para regresar esa misma noche a casa.
No es raro tampoco que un estudiante o un turista intrépido en busca de alojamiento se encuentre con que les ofrecen un piso de una habitación por 350 euros al mes, en el que compartirá la lavadora con el resto del edificio y la cocina apenas aspira a armario, justo junto a un edificio probablemente de similar edad al que se plantea habitar, pero restaurado y acondicionado como hostal para turistas.
Enseres acumulados en un carmen vacío.
Enseres acumulados en un carmen vacío.
Esta especie de esquizofrenia urbanística se convierte en una constante en todo el barrio, como los cármenes abandonados frente a otros preparados para las fiestas o los cables de teléfono colgando frente a la placa de la Unesco. El Albaicín fue añadido en 1994, como Patrimonio de la Humanidad, al conjunto de Alhambra y Generalife, que lo eran desde una década antes. En septiembre, la Unesco puso deberes a Junta y Ayuntamiento de Granada a cuenta de las tapias caídas, las pintadas –contra las que ya actúa la misma célebre ordenanza que prohíbe la prostitución– o, una vez más, las casas ocupadas.
El Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI) de Albaicín y Sacromonte (o Plan Albaicín) data de 1990 y se planteó para diez años. Desde 2001, Consistorio y Junta tratan de redactar uno nuevo, cuyo último tropiezo llegó a principios de año con el rechazo de la Consejería de Cultura por entender que el proyecto era «demasiado invasivo» por pretender convertir el Albaicín en «un barrio hotelero».
Así, el barrio ha entrado en el habitual intercambio de golpes entre PP y PSOE. Mientras el Ayuntamiento del popular Torres Hurtado se queja del escaso apoyo de otras administraciones, en especial de la Junta, los ediles socialistas le responden que la financiación existe pero el gobierno municipal le da «otros fines», mientras lo acusan de la «desplobación» del barrio, fenómeno visible pero sobre cuyas causas ni siquiera los mismo vecinos que aún persisten se ponen de acuerdo. El Ayuntamiento recuerda que, de todas las instituciones implicadas, es la que menos recursos económicos posee. Y el Plan sigue sin aprobarse.
Las asociaciones vecinales, que han llegado a presentar hasta 200 alegaciones a algunas de las propuestas de nuevo Plan, aprovechan el más mínimo resquicio para recordar el abandono del Albaicín. Un ejemplo es el proyecto del Milenio, la conmemoración de los diez siglos del reino nazarí, con su Consorcio recientemente constituido. Se quejan de que servirá como «excusa» para retrasar la finalización de obra hasta 2013 y que «se olvida» del barrio, pese a ser uno de los núcleos de esa Granada que se conmemora.
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