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Uno de cada dos alumnos no sabe qué carrera estudiar

INFORME
Uno de cada dos alumnos no sabe qué carrera estudiar

ISABEL GARCÍA
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160.000 estudiantes se juegan la Universidad en tres días

La mitad de los estudiantes que se presenta a selectividad no sabe qué carrera elegirá tres meses antes de realizar la temida prueba. Las dudas acechan al 47,7% de los preuniversitarios, un punto más que hace un año. La Fundación Iuve ha puesto las cifras sobre la mesa a través de su IV Informe sobre Orientación Universitaria.

El presidente de la institución, Miguel Osorio, incide en la falta de asesoramiento como principal motivo: «Las escuelas no están orientando a sus alumnos sobre qué deben hacer una vez finalizado el Bachillerato. Se limitan a hacerles elegir entre itinerarios de Ciencias o Humanidades, pero no les informan de cara a lo que se encontrarán en la educación superior».

Otra de las causas que marcan los expertos hace referencia a la edad, cada vez más temprana, con la que los españoles llegan a la Universidad. El 74,4% tiene menos de 20 años, siendo, junto a la República Checa, el país con los universitarios más jóvenes. La media europea roza el 49%, reduciéndose al 15% en Alemania, Suecia o Noruega, donde la mayoría ronda los 25. Son datos de la encuesta Cheers, que recaba las opiniones de más de 36.000 titulados en toda Europa.

El informe de la Fundación Iuve señala, además, que los estudiantes de Bachillerato optan por una u otra carrera en función de sus salidas profesionales. Así opina el 62,1% de ellos. Sin embargo, sólo el 28,8% da prioridad a su vocación y a las ganas de realización personal. «Es un problema muy grave porque nuestros jóvenes sólo tienen en cuenta el futuro laboral, que conocen a través de informaciones erróneas y no significativas, como pueden ser folletos o charlas», señala Francisco Rivas, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Valencia y autor del libro Asesoramiento vocacional: teoría, práctica e instrumentación.

Esa información les lleva a matricularse en carreras por las que nunca antes habían mostrado interés. «Es el motivo por el que el 16% de los alumnos asegura que no trabaja en lo que le gustaría, generándose una sobrecualificación al desempeñar empleos que requieren una formación menor de la que tienen», continúa Rivas. El docente también incide en el papel de los padres: uno de cada dos universitarios afirma que sus progenitores influyeron totalmente en la decisión. Rivas añade la nota de corte como otro factor determinante: «Es una barrera injusta que hace, además, que los que tengan una nota alta elijan una carrera que también la tenga, aunque no les guste nada».

Los alumnos que aspiran a un trabajo bien remunerado se decantan por carreras relacionadas con la Economía, como Administración y Dirección de Empresas –el 23,01% de los alumnos–, seguidas de las ingenierías –el 22,64%, siendo Informática, Industriales y Teleco las favoritas– y Derecho (8,56%). Además, cada vez son más los universitarios que abandonan sus estudios para incorporarse al mundo laboral: el 30%.

Por ramas, las aulas de Humanidades las ocupan aquéllos que conceden menos importancia a su futuro profesional. Aun así, su número decae año tras año: este curso han quedado vacantes cerca del 40% de las plazas ofertadas.

Una vocación escasa

En cuanto al perfil del universitario que poblará las aulas el próximo curso, destaca el de un futuro ingeniero que prefiere la universidad pública a la privada y se muestra preocupado por la dificultad de ciertas asignaturas. También por el empleo que encontrará finalizada la carrera. El informe Iuve muestra a un estudiante inquieto y dispuesto a involucrarse si así mejora la situación de la Universidad.

Es el prototipo masculino. El femenino dibuja a una empresaria que también prefiere la educación pública. Su vocación ha pesado más en la decisión que un buen empleo. Sin embargo, su meta profesional se sitúa en el sector privado o bien como funcionaria.

Además, las mujeres escogen más Ciencias Sociales –con un 30% de matriculadas– o de la Salud –el 29,2%–, mientras que los hombres apuestan por disciplinas científico-técnicas, con un 46% de matriculados. «Se advierte que las tendencias entre hombres y mujeres a la hora de elegir una carrera son diferentes. En ellas pesa más el aspecto vocacional y la implicación en áreas sanitarias y sociales, centradas en un servicio a la sociedad», explica Osorio.

La demanda de una u otra titulación también hace que se dispare su nota de corte. La de más difícil acceso este curso ha sido Traducción e Interpretación en la Universidad de Granada, con un 8,35. Le siguió Medicina en Las Palmas de Gran Canaria (8,29). Fisioterapia, Enfermería y Aeronáutica son otras de las áreas donde ingresar resulta más duro.

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