PSICOLOGÍA
Los estudiantes también padecen el síndrome burnout
Maestros, médicos y enfermeros eran, hasta ahora, los grupos más proclives a quemarse. Un estudio de la Universidad Jaume I incluye a los alumnos, lo que aumenta su fracaso académico
ISABEL GARCÍA
Hasta ahora, médicos, profesores y enfermeros encabezaban la lista de los candidatos con más posibilidades de sufrir el síndrome del desgaste profesional o del quemado, también conocido como burnout. Una sensación de fracaso, agotamiento físico y mental, desmotivación y baja autoestima son los síntomas más evidentes de esta enfermedad, que afecta a uno de cada tres médicos y al 25% de los docentes europeos. De hecho, el 90% de las depresiones diagnosticadas no es otra cosa que burnout.
La novedad viene ahora de la mano del equipo de Prevención Psicosocial de la Universidad Jaume I de Castellón, que ha desarrollado el estudio Burnout en estudiantes: facilitadores y obstaculizadores de los procesos de aprendizaje, pionero en España y cuyo objetivo es averigurar si también los alumnos padecen este mal. La conclusión es que sí y a los mismos niveles que los trabajadores.
A nivel europeo, sólo Holanda y Portugal han analizado el fenómeno entre sus universitarios. En comparación con ellos, los alumnos españoles son los que mayor índice de burnout manifiestan. «Se debe a una mezcla de cuestiones culturales y de disposición de los recursos que ponen las universidades», explica Isabel Martínez, una de las responsables del estudio, en el que han participado 872 alumnos.
Los alumnos de Ciencias Jurídicas y Económicas son, según el informe, los que presentan más nivel de cinismo y menos de motivación académica, felicidad y satisfacción respecto a la carrera que están cursando. En el otro lado de la balanza se sitúan los de Ciencias Humanas y Sociales, con mayor bienestar psicológico y rendimiento académico, las principales variables empleadas en el estudio.
En una cota intermedia se encuentran los estudiantes que optaron por la rama de Ciencias Experimentales (Química, Ingeniería Industrial, Informática…). En su caso, el nivel de agotamiento emocional es muy alto, pero, sin embargo, están más satisfechos con los estudios que eligieron y la propia universidad.
La presión temporal –por realizar varias tareas a la vez, disponer de horarios muy ajustados o la acumulación excesiva de créditos en cuatrimestres y cursos–, la ansiedad ante la llegada de los exámenes y el mal funcionamiento de algunos servicios de la universidad como reprografía son las principales causas del burnout entre el alumnado. ¿Y las consecuencias? «Dejan de ir a clase, su rendimiento académico comienza a mermarse, sacan peores notas y se resiente su relación con los amigos y los profesores, de los que literalmente pasan», comenta Martínez.
PASOTISMO GENERAL. La psicóloga compara su actitud con la de un trabajador: «Mientras que un empleado se pide una baja laboral porque ya no puede más, un estudiante dejar de ir a clase. Es su baja particular. Se trata de un alumno que se levanta por las mañanas y no quiere ir a la facultad, no se ve con fuerzas y, lo que es peor, no le importa, pasa de todo».
El estudio también diferencia el nivel de quemado entre los estudiantes de los primeros cursos y los ya veteranos. Los novatos acceden con más ilusión a la universidad, por lo que el agotamiento emocional y la desmotivación comienzan a darse más tarde, en los cursos superiores.
Los responsables de la investigación también dan ideas a las universidades para que introduzcan mejoras que reduzcan el burnout. Una mayor difusión de los servicios psicopedagógicos y un acceso a la información más rápido y eficaz son algunas de las pautas. También la elaboración de nuevos planes de estudio que permitan una mejor distribución del tiempo a los estudiantes.
DIFERENCIA POR SEXO
El burnout no afecta por igual a hombres y mujeres. Ellos son más cínicos a la hora de admitir que tienen problemas, tendiendo al distanciamiento. Ellas, en cambio, puntúan más alto en niveles de agotamiento, pero tienden a mostrar sus emociones más fácilmente. «Los chicos no se preocupan tanto por problemas de estudios, mientras que ellas sí, se esfuerzan más y sacan mejores notas», explica la docente Isabel Martínez.