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Entre el intrusismo y el vacío de competencias

CARRERAS AMBIENTALES
Entre el intrusismo y el vacío de competencias

Cree que es más difícil concienciar al alumnado que al resto de la comunidad universitaria. Rafael Gil, vicerrector de Cultura de la Universidad de Valencia, se muestra tajante: «Las campañas medioambientales que se desarrollan en la Universidad tienen escaso eco entre los alumnos. No lo entienden, ni lo ven, ni lo viven como algo que les atañe directamente».

No lo ve así la decana de Biología de la Universidad de Girona, Margarida Casadevall. «Los alumnos están cambiando y nos van a cambiar a nosotros. Hay que tener en cuenta que entre el profesorado hay gente con procedencias y edades (éste es un hecho muy importante) muy diversas», explica.

A pesar de las divergencias, los estudiantes se decantan cada vez más por carreras relacionadas con el medio ambiente (Biología, Química, Ingeniero Agrónomo, Ciencias Ambientales…). Es el motivo por el que se creó, a mediados de los 90, esta última titulación, que roza el 7 como nota de corte en universidades como la de Barcelona o Salamanca. En total, son 32 las facultades españolas en las que se puede cursar. El número de masters, posgrados, doctorados y cursos dedicados al medio ambiente es incalculable.

También las empresas solicitan expertos en este ámbito. Según la Fundación Universidad-Empresa, entre los sectores que más empleo ofrecieron durante el año pasado se encuentra el químico-farmacéutico, siderometalúrgico, agroalimentario y los relacionados con el agua y la energía, todos ellos centrados en el medio ambiente.

Tan jugoso panorama no es pasado por alto por universitarios, investigadores y profesionales, como apunta Modesto Luceno, decano de Ciencias Experimentales en la Universidad Pablo Olavide de Sevilla:«No podemos negar que actualmente todos los colectivos sociales se han apunado al carro medioambiental, y no siempre con la limpia intención de la preservación del medio sino, a veces, siguiendo los dictados de intereses económicos particulares».

FIRMA DE PROYECTOS. Sus palabras se dirigen contra un claro objetivo: los titulados en Biología, Química o Ingeniería de Montes, Caminos, Industriales o Agrónomos, a quienes acusa de intrusismo. «Los ingenieros no pueden venir ahora reivindicando su protagonismo en el estudio y gestión del medio ambiente cuando han tenido todo el franquismo para plantear soluciones medioambientales», denuncia Luceno.

La situación es ésta: los licenciados en Ciencias Ambientales no están colegiados, lo que les impide firmar proyectos, limitando sus competencias profesionales a diseñar propuestas, no ejecutarlas. Son, por lo tanto, los biólogos, químicos o ingenieros los que se ocupan de esa labor. «El hecho de que no puedan firmar proyectos es una injusticia palmaria, propiciada por el ciego gremialismo de los colegios profesionales, que parecen anteponer sus intereses a los de la colectividad», continúa el decano.

Su colega en la Universidad de Alcalá (Madrid), Antonio Sastre, le da la razón:«No hay competencias porque están vinculadas a títulos preexistentes, lo que hace que los propios licenciados en Ciencias Ambientales sean, en muchos casos, los intrusos».

Desde el otro lado de la polémica, Íñigo Losada, ingeniero de Caminos y docente de Ciencias y Técnicas del agua y el medio ambiente en la Universidad de Cantabria, aporta su opinión:«Es cierto que muchos investigadores de otros ámbitos se están pasando al medioambiental porque tiene más salidas laborales y basta con que se especialicen. Aun así, los licenciados en Ciencias Ambientales no tienen competencias para firmar el proyecto, por ejemplo, de una depuradora. Como mucho, pueden trabajar en auditorías».

Sin embargo, para los expertos, el campo es muy amplio, aportando una «visión multidisciplinar»: educación ambiental, riesgos laborales, gestión y tratamiento de plagas, restauración del paisaje, agricultura, certificación de calidad ambiental, gestión de recursos y espacios naturales…

«La triste realidad de los licenciados en Ciencias Ambientales es que están vacíos de competencias, por mucho que algunos digan lo contrario. Eso les obliga a terminar la carrera y hacer masters o cursos o a trabajar con contratos en consultorías, siempre bajo la supervisión de un ingeniero colegiado que da el visto bueno», concluye Diego Pablo Ruiz, científico del departamento de Física Aplicada de la Universidad de Granada.

GRUPO DE TRABAJO

La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) ha creado el Grupo de trabajo para la calidad ambiental y el desarrollo sostenible con dos objetivos: concienciar a los centros educativos de que deben introducir políticas ambientales en su gestión diaria e introducir un temario medioambiental en todas las carreras, no sólo en las relacionadas con la ecología. Una iniciativa semejante está llevando a cabo la Universidad de La Laguna, que ha puesto en marcha el Programa Interuniversitario de Educación Ambiental (doctorado), en el que participan nueve centros de educación superior.

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