Más que una operación aritmética.
El 60 por ciento de los pacientes esquizofrénicos incumple con el tratamiento sugerido por los especialistas. Esta cifra da por sí sola una clara visión de la relevancia de lograr la adherencia de los pacientes a una medicación que les introduce nuevamente en una vida socialmente normal. Por este motivo, la suma de esfuerzos es una garantía para plantarle cara a un tipo de enfermedades potencialmente incapacitantes.
Desgraciadamente, los trastornos psiquiátricos suelen ser un rótulo común bajo el que se engloban diferentes enfermedades que necesitan de la participación del paciente y su entorno. En las últimas fechas se han dado a conocer las conclusiones de un consenso, en el que han participado en total 326 psiquiatras españoles, que representan alrededor del 10 por ciento de los profesionales de esta especialidad de la Medicina en España. En primer lugar, se ha apuntado a la nula conciencia de la enfermedad, para averiguar el fracaso terapéutico y, además, se ha puesto de manifiesto que si el paciente además consume sustancias tóxicas, aumenta la posibilidad de que se abandone el tratamiento.
Todo lo expresado con anterioridad confiere particular relevancia a las iniciativas que estén encaminadas en intensificar el seguimiento y control de los enfermos mentales. Por ello, la intensidad de la relación que puede instaurarse entre el paciente y el farmacéutico en un modelo como el español puede dar un valor añadido al papel que desempeñan estas profesiones en el seno de la sociedad. Pero los propios profesionales son conscientes de que uno de los caminos más complicados en los que todavía la Atención Farmacéutica no ha entrado a fondo es la salud mental. Pero esa realidad le da aún más mérito a algunos profesionales, a los colegios profesionales y a las universidades que están apostando fuerte y se han lanzado a explorar un campo que todos coinciden en señalar muy complejo de abordar.
Entre todos los programas que ha desarrollado en el tiempo la Universidad de Granada, una de las más activas de España en investigación sobre Atención Farmacéutica, está uno sobre Seguimiento farmacoterapéutico en depresión y otro denominado Seguimiento Farmacoterapéutico de los pacientes con alzhéimer. Pero María José Faus, una de las responsables del Grupo de Investigación sobre Atención Farmacéutica de dicho centro universitario, ha resaltado que la escasez de programas de este tipo se debe a que las enfermedades mentales resultan de difícil manejo y que, en ocasiones, el profesional tiene cierto respeto en abordar este campo sanitario. Todo un ejercicio de sinceridad que, no obstante, no les aparta del camino de la proactividad en la lucha contra estas patologías.
Las organizaciones farmacéuticas han abordado preferentemente el alzhéimer, los trastornos de la alimentación, las adicciones o los cursos de formación acerca de las interacciones de los psicofármacos con otros medicamentos o con alcohol como forma de fomentar el interés y la cualificación de los farmacéuticos por el tratamiento de las enfermedades mentales. Pero no sólo hay que apoyar al paciente en el seguimiento de la terapia sino que también debería fomentarse el apoyo a las personas de su entorno.
Por este motivo, el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona iniciará un programa de atención farmacéutica al cuidador del enfermo mental, una persona susceptible de enfermar que normalmente no consulta al médico y se automedica. Tres áreas sanitarias de la provincia desarrollarán el programa que durará ocho meses y que pretende detectar problemas de este tipo y ayudar a los que los padecen a través de dos puntos: el centro de atención primaria y la farmacia. De esta forma la oficina de farmacia se implicará más en la comunidad y servirá de apoyo en la lucha contra un tipo de enfermedades en las que la suma de esfuerzos no es una operación aritmética.