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Facultad de Magisterio, 75 años formando maestros

Facultad de Magisterio, 75 años formando maestros

La idea llevaba más de una década trabajándose. Sin embargo, fue la II República quien más ahínco puso para que la Escuela Normal de Magisterio de Ceuta fuese, el 16 de julio de 1935, gracias a un Real Decreto. Un centro educativo que, cuando se cumplen tres cuartos de siglo desde su fundación, forma ya parte de la historia colectiva de la ciudad.
Un centro que pese a que el número de titulaciones que en él puedan cursarse seguirá siendo ‘Magisterio’. “Hasta ese momento el alumnado ceutí que realizaba esos estudios de manera oficial lo hacían en los centros de la península, mayoritariamente en la Escuela Normal de Cádiz, aunque también existía alumnado que se preparaba en la ciudad y realizaban sus exámenes como alumnado libre”, explica en su tesis doctoral, pendiente de publicación, la actual vicedecana de Estudiantes y Extensión Universitaria, Vicenta Marín.
La ubicación de Ceuta propició que el centro se estableciese aquí, ya que no sólo el alumnado ceutí podría acceder a él, sino también jóvenes estudiantes de la zona norte de Marruecos. Después de años de conversaciones para su puesta en marcha, Manuel de Olivencia se convertiría en el primer director. Sin embargo, un año después comenzaría la represión para todo el sistema educativo ceutí con la llegada de Franco al poder. Depuración a la que no escapó Magisterio. “La enseñanza quedó muy mermada”, indica el historiador Francisco Sánchez Montoya, “la purga fue muy grande y la mayoría de los maestros de un modo u otro sintieron de un modo u otro el miedo, la frustración y la incertidumbre antes el inesperado proceso, que alteró en todos los sentidos a la educación”.
Fueron años duros y algunos debieron impartir clase en sus casas y otros, incluso después de cumplir condena,debieron dedicarse a otros menesteres sufriendo penalidades varias. Estos, posiblemente, fueron los años más duros para Magisterio que coincidieron además con el momento más duro de cualquier institución: los comienzos. “Cuando fue creada dependió del Distrito Universitario de Sevilla y a partir de 1943 pasó a depender del Rectorado de la Universidad de Granada con la Ley universitaria de 29 de julio de 1943. Un local provisional alquilado en la calle García Hernández fue su primera sede. Hoy, 75 años después, la UGR sigue al frente de esta facultad ceutí, ha ampliado notablemente el abanico de estudios que se pueden cursas y prevé extenderlos aún más el próximo año con la entrada del Espacio Europeo de Educación Superior conocido informalmente como Plan Bolonia. Hoy, 75 años después, muchas cosas han cambiado pero la esencia, la ilusión por enseñar y por aprender siguen siendo las mismas.

“Será una celebración de toda la ciudad porque 75 años no se cumplen todos los días”

“Los ceutíes tenemos mucho que agradecer a a la Universidad de Granada porque somos miles los que nos hemos formado en sus aulas, es una universidad de muchísimo prestigio y los ceutíes lo debemos saber valorar como es debido”. El decano de la Facultad de Educación y Humanidades, Ramón Galindo, que ostenta el cargo desde junio de 2008, es consciente de la importancia que la institución que lidera tiene para toda la ciudad. Por eso, el 75 aniversario del centro que se cumple este año no pasará desapercibido. Será una celebración de y para toda la ciudad.
-¿Cómo afronta este 75 aniversario?
– Será intenso, de entrada hemos creado un grupo de trabajo y el logo lo hizo nuestro querido compañero, amigo y mejor artista Antonio San Martín con el lema ’75 años formando maestros’. Y maestras, por supuesto. Estamos diseñando con mucha ilusión todo un abanico de actividades. La edición del libro en homenaje a Juan Lara fue la primera y habrá un amplio programa que ya estamos haciendo llegar a las autoridades de la ciudad. Todo irá en la línea de exposiciones, conferencias, certámenes literarios, fotográficos, etc. La exposición sobre el comienzo del magisterio ceutí que se inaugura este lunes de la mano del investigador Francisco Sánchez Montoya nos mostrará unas 25 instantáneas, muchas de ellas inéditas. Habrá otra también sobre ‘Miradas desde la facultad’ a cargo de varios aficionados a la fotografía que hay en la facultad. El viernes celebraremos un Santo Tomás de Aquino muy especial con la presencia del Rector de la Universidad de Granada, el presidente Vivas y el delegado del Gobierno y una conferencia sobre la historia de los estudios de Magisterio en Ceuta impartida por José Antonio Alarcón. Queremos que sea una celebración de toda la ciudad porque 75 años de manera ininterrumpida no se cumplen todos los días.
-En una fecha tan señalada es obligado echar la vista atrás ya que muchos docentes guardan fuerte vínculos con el centro. ¿Cómo son los suyos?
-Muy estrechos y profundos ya que comenzaron cuando a mediados de los 70, con 17 añitos, comencé mis estudios y cursé mi diplomatura en Ciencias Humanas. Fue mi primer contacto con la UGR. Después estuve dos años en el antiguo Colegio Público de prácticas, lo que hoy es el José Acosta. Y desde el 90/91 soy profesor de la facultad. Esto es una prolongación de mi hogar. Como yo, muchos compañeros tienen esa amplia complicidad con el centro.
-Esa complicidad, ¿cuánto es de importante?
-No es que sea esencial, pero sí que es muy importante que quienes que nos dedicamos a formar maestros hayamos vivido directamente esa experiencia en escuelas e institutos de la ciudad. Es fundamental porque se trasmite el conocimiento de otra manera, partiendo de la práctica. Intentamos trasladar al alumnado la importancia de conocer a fondo los centros, de tener buena experiencia y de que la formación teórica sirve de muy poco si no va acompañada de una buena práctica docente. Es una preocupación fundamental en el área de Educación.
-Con la incorporación de titulaciones como Empresariales o Ingeniería Técnica la facultad es multidisciplinar. ¿Es un rasgo que la diferencia del centro que conoció en los 70?
-Sí, nos diferencia con el pasado y con el presente de otras facultades mucho más disciplinares. Granada intenta que en los dos centros de aquí se implanten el mayor número de títulos sin necesidad de abrir nuevos centros, lógicamente. En mi época había sólo tres especialidades de Magisterio, ahora mismo hay siete títulos de maestro más la licenciatura de Psicopedagogía y las otras carreras de Informática y Empresariales. Han habido muchos cambios.
-También en cómo eran y cómo son tanto profesores como alumnos, ¿no?
-El tiempo produce cambios tanto en la forma como en el fondo. Por ejemplo, en la escenografía de cómo era el profesor y su relación con el alumnado. Cuando llegué a estudiar acababa de morir Franco, era una España muy diferente. Hoy vivimos en una democracia muy asentada que ha llegado también a la universidad. El alumnado está muy implicado y representado y dispone de unos cauces muy grandes de participación en la política universitaria. Antes debíamos ir conquistando. El problema de los profesores es que vamos madurando, cogiendo experiencia, pero el alumnado que tenemos enfrente siempre tiene la misma edad, aunque sea distinto. La brecha generacional cada vez es más grande. Hace 20 años apenas había diferencia entre los alumnos a los que atendía y yo, mientras que ahora son de la edad de mis hijos. Los profesores debemos de hacer un esfuerzo de empatía, de intentar ponernos en el lugar de los alumnos, acercarnos a sus motivaciones, a sus intereses y a sus capacidades. Eso es un gran reto que tiene cualquier persona que se dedique a la docencia, máxime cuando se trata de formar futuros maestros. Es una docencia muy especial ya que de aquí salen quienes formarán a las generaciones futuras. La responsabilidad es muy grande.
-Este curso la cifra de alumnos roza los 800, ¿cómo valora el incremento?
-Somos una familia cada vez más grande. La mayoría son de Ceuta, pero también hay alumnos del Campo de Gibraltar. En este aspecto han habido picos, porque cuando yo estudiaba recuerdo compañeros de Málaga, Algeciras, Cádiz, Tánger, Tetuán… y también como profesor. Desde que llegamos al equipo de gobierno una de las líneas de trabajo es abrirnos tanto hacia el norte de Marruecos como hacia el Campo de Gibraltar. El año pasado estuvimos con el rector presentando el centro en colegios españoles de Marruecos como ‘El Pilar’ de Tetuán, el ‘Severo Ochoa’ de Tánger, en Rabat, en Casablanca… y ahora en febrero vamos a volver a hacerlo. También queremos ir a institutos del Campo de Gibraltar para que el alumnado sepa que al otro lado hay una oferta de una universidad tan solvente, seria y rigurosa como es la UGR.
-Entre los próximos retos está el futuro campus , ¿cómo va el tema?
-Es un asunto importante que se lleva hablando desde hace varios años, pero forma parte de la política de alto nivel de la universidad. Las negociaciones las lleva directamente el Rectorado de la Universidad de Granada y la Ciudad. Espero y deseo que, por el bien de la ciudad y del alumnado, sea una realidad pronto para que podamos contar con mejores infraestructuras e instalaciones. Este edificio se nos ha quedado pequeño, aunque la UGR se está gastando en los últimos años mucho dinero en el mismo. Pero entiendo que el futuro pasa por trasladarnos a unas instalaciones acordes con los nuevos tiempos.
-Y ahora están en plena transformación de los estudios universitarios. ¿Es el otro gran reto?
-Sí. La adaptación al famoso Plan Boloña. El año pasado nos tuvo ocupadísimos en el diseño de los nuevos títulos de grado y el curso que viene se empezarán a implantar, con Educación Social y Dirección y Administración de Empresas como novedades más importantes, además de que los siete magisterios se quedan en dos. Es un cambio estructural muy grande ya que las metodologías de enseñanza cambian bastante, por lo que, como el resto de la universidad española, nos estamos preparando muchísimo.
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